sábado, 5 de julio de 2008

PÁNICO

Con esa edad el trauma fue tan duro que aún hoy, ya de adultas, no son capaces de dormir sin la luz de la lámparita encendida, de subir a un ascensor o de una cosa tan normal como ir en metro.
Eran tres hermanos,un niño y dos niñas; el niño vivía con los abuelos paternos y las niñas con lo maternos,en pueblos diferentes, ya que su madre había muerto y el padre estaba en el extranjero.
Los abuelos paternos eran unas personas indeseables, autoritarias, y por supuesto el niño era lo único bueno que existía en el mundo, las niñas eran un accidente para ellos.
Un día los abuelos paternos aparecieron en casa de las niñas con su gran coche, muy elegantes al igual que el niño; las niñas solo verlos se escondían detrás de las faldas de la abuela, les tenían pánico.
La abuela materna vistió a las niñas, se despidió de ellas y les dijo que se portaran bien, que quisieran mucho a su hermano, al que casi ni conocían, y a los abuelos, que solo estarían fuera un día.
El coche se puso en marcha y las niñas asustadas miraban hacia atrás viendo como desaparecían sus abuelos.
Llegaron a un pueblo mucho más grande que en el que ellas vivían y dejaron a los tres hermanos con una persona que las niñas no habían visto nunca, pero el niño se notaba que la conocía bien, ésta persona resultó ser una prima de los abuelos.
Todos los demás se fueron a una boda y ella se llevó a los tres niños a una plaza a jugar un rato hasta la hora de comer, al terminar de comer, llevó a las niñas a una habitación con una gran cama llena de muñecas viejas, en las paredes colgaban con un cordel algunos marcos con fotos antiguas de familiares en blanco y negro, descoloridas por el tiempo, en el fondo de la habitación había una ventana grande desde donde se podía ver el patio lleno de macetas; les dijo a las niñas que tenían que dormir la siesta y las dejó allí y ella se fue con el niño a su habitación.
Las niñas no estaban acostumbradas a dormir siesta y se pusieron hablar, a reír, a saltar encima de la cama, lo normal en los niños pequeños.
De repente oyeron unos pasos, rápidos , fuertes, vieron como se abría la puerta y se encontraron con ella, con cara enfadada, cogió a las niñas sin decir nada y las llevó al piso de arriba, las metió en una habitación y les dijo con cara de odio que no quería oír nada, que estuvieran calladas, si no sabrían lo que es bueno, con tono amenazador, se oyó como cerraba la puerta con llave y se marchaba.
La habitación era interior, sin ventanas, totalmente oscura, el techo era altísimo y colgaban unas barras de un lado a otro de las paredes que eran de color verdoso negruzco, donde antes se ponían a secar y curar los embutidos de la matanza del cerdo, estaba llena de trastos viejos, sillas rotas, trozos de camas, etc.. todo sucio y dejado.
Las niñas Solo gritaban y lloraban con todas sus fuerzas y chillaban !PERDONANOS! !POR FAVOR PERDONANOS! !SEREMOS BUENAS! !SACANOS DE AQUÍ!.
Acurrucadas juntas en un rincón en el suelo, agarradas la una a la otra con toda su fuerza, como si fueran siamesas, así pasaron unas dos horas.
En aquella habitación las dos niñas pensaron que allí se terminaba todo, solas, sin sus queridos abuelos maternos, para cuidarlas como siempre y defenderlas no podían hacer nada,que nadie excepto aquella prima y su hermano, nadie sabía que estaban allí cerradas y dos horas es mucho tiempo para dos niñas de tres y cuatro años, el pánico se apoderó de ellas y eran muy conscientes de que a los únicos que les importaban eran a sus abuelos.
Oyeron unos pasos, vieron como se abría la puerta y allí estaba ella, tan tranquila, como si nada hubiera pasado.
Las niñas tenían la cara desencajada, los ojos rojos, hinchados de tanto llorar, aterrorizadas pensando que les haría después de aquello.
Cogió a las dos niñas de mala manera y las llevó al piso de abajo, les lavó la cara y volvieron a la calle, al niño le compró un helado por haberse portado bien, para las niñas no hubo helado.
¿Porqué para el niño hubo helado por portarse bien? ¿Porqué durmió la siesta con el niño?
Seguramente no pasó nada, pero bueno vamos a dejarlo ahí...
Al llegar los abuelos a recogerlos con la familia, aún viendo como estaban las niñas nadie preguntó como habían pasado el día, ya que no conocían a nadie, que había pasado viendo que estaban aterririzadas y que habían pasado una experiencia traumática.
Nadie se molestó en mirar a las niñas y éstas solo querían volver a su casa con sus abuelos y sentirse seguras.
Nunca más volvieron a ver aquella prima hasta que pasados muchos años se encontraron en el entierro del padre de estas, ya adultas y con sus propios hijos, fueron hacia ella y le recordaron lo que les había hecho cuando eran pequeñas e indefensas,a su marido y sus hijos les cambió la cara y solo fueron capaces de bajar la mirada como reconociendo que seguía siendo la misma persona cruel de siempre

Tere Izquierdo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tere: cuesta leer el relato por la crudeza que transmites de ese ser tan perverso. Me parece que el final alivia mucho la historia. Yo no pondría que se la encontraron de grande, simplemente describir el fenómeno y el efecto que tuvo en las nenas y ya con eso se puede muy bien dar cuenta del título que es muy fuerte pero atrae. Felicitaciones!!! Laura Trotta