martes, 31 de marzo de 2009

Plagio creativo – Cuento de la Cenicienta

- ¡¡Maldita becaria!! ¿Dónde narices están mis fotocopias?
Esa era la banda sonora de su vida desde que salió de la facultad de periodismo y entró como becaria en el universal, el mejor periódico del país. Su profesor Don Luís le había escrito una larga carta de recomendación resaltando sus innumerables virtudes. “Tú llegarás lejos cenicienta, llevas el periodismo en las venas y escribes cómo los ángeles” solía decirle. Pero en cuanto conoció a su nuevo jefe supo que aquello no iba a ser tan fácil. Sus únicas tareas en la redacción era hacer fotocopias, enviar faxes y archivar papeles a parte de recibir gritos y desplantes de su jefe un sesentón amargado e incluso misógino al que el talento se le suponía por el cargo que ocupaba. Don Gabriel era de la vieja escuela, de los de la letra con sangre entra, en sus buenos tiempos le encantaba palmear todo culito que se le ponía a tiro, las mujeres no debería salir de casa, pensaba secretamente. Sus compañeros no eran mucho mejores, dudaba que alguno supiera su nombre, alguno incluso debía pensar que era un accesorio de la impresora.
Cenicienta soñaba con firmar sonados reportajes de investigación, escribir artículos incendiarios y publicar libros de culto. Lo único bueno que tenía su trabajo es que su imaginación podía volar.
Aquel día mientras archivaba los documentos que acababa de recoger del despacho de don Gabriel vio una carta dirigida a los jefes de sección que le hizo pensar que su sueño podía llegar. La carta rezaba:

Queridos todos,
Me dirijo ustedes para hacerles saber que ha quedado vacante el puesto de redactor jefe de la sección de internacional. Es un puesto de suma importancia por lo que yo mismo realizaré la selección. El proceso será el siguiente:
- Todos los empleados escribirán un relato de 5 páginas tema libre.
- Los jefes de cada sección seleccionarán los 3 mejores y me los harán llegar antes del miércoles a las 9 de la mañana.
Con la seguridad de que entienden la importancia de la tarea que les encomiendo, me despido.
Reciban un cordial saludo,
El Director

El plazo acababa mañana. Le comentó a Don Gabriel su interés por presentarse al concurso y evidentemente este se mofó con ganas y le hizo saber que en ningún caso presentaría un relato de la becaria.
Cuando Cenicienta llegó a casa se tiró en el sofá llorando desconsoladamente y allí la encontró Ada, su compañera de piso. No tenían nada en común pero en el año que llevaban compartiendo piso se habían convertido en las mejores amigas, casi hermanas.
- ¿Qué pasa tronca? ¿Otro mal rollo en el curro? – dijo Ada con su deje macarra.
- Ada, nunca saldré de ese agujero, nunca seré periodista. – Se lamentó cenicienta -Han convocado un concurso de relatos para el puesto de redactor jefe y Don Gabriel no me deja presentarme. El director hará la selección personalmente.
- Pues que le den a Don Gabriel, ¿no?
- ¿Y cómo voy a hacer llegar el relato al Director?
- Bueno, Tú te acuerdas de la cena de navidad a la que te acompañé?
- Y eso a que viene ahora
- ¿Te acuerdas que me presentaste a Antonio?
- ¿El señor Antonio? ¿El ordenanza?
- Digamos que celebramos la navidad varias veces en los lavabos del restaurante.
- Ada!! – exclamó cenicienta escandalizada
- El caso es que había quedado con él a las 6 de la mañana en la oficina, para, ya sabes. Podría llevarle el relato y pedirle un favorcillo.
- Igualmente, no tengo ordenador, ni máquina de escribir.
- Espera que por aquí hay un artilugio que te puede servir, ¡anda mira!. – Dijo Ada pasándole un bolígrafo.
- Muy graciosa, pero es que llevo 15 horas trabajando llevo 10 cafés y aún así me caigo de sueño, tengo la cabeza embotada.
- Estás de suerte, Mi colega, el Ratón, me acaba de pasar unas pastillitas que te ponen el cerebro a 2000 por hora – dijo rebuscando en sus bolsillos y dejando sobre la mesa pastillas de todos los colores. Le acercó una dorada con forma de estrella – El único inconveniente es que el efecto dura sólo 4 horas y en cuanto se pase caerás dormida.
A Cenicienta nunca le habían gustado los medicamentos sin receta pero era un caso de extrema necesidad, así que antes de que su conciencia pudiera impedírselo, se tragó la pastilla, al instante, notó como una descarga recorría todo su cuerpo los ojos se le abrieron como platos las ideas se agolpaban en su cerebro, los brazos le temblaban. Cogió el boli, su mano se desplazaba frenética de un lado a otro del papel. Justo antes de firmar el relato el efecto de la pastilla pasó y cayó fulminada sobre la mesa.
Ada se levantó temprano y vio que Cenicienta había concluido su relato, sabía que tardaría en despertarse así que lo cogió, lo metió en un sobre usado que encontró por la casa y salió hacia su cita.
Antonio vio llegar a Ada y rápidamente abrió la puerta que permanecía cerrada al público hasta las 8 de la mañana. Sin mediar palabra la guió hasta el cuarto de las escobas. Antonio salió de allí con 30 años menos y una misión entre manos.
Cenicienta llegó tarde a trabajar, y tal era el revuelo que ni siquiera se molestaron en echarle bronca. Al parecer el Director había leído los relatos y le había encantado uno que había llegado manuscrito y sin firma. A Cenicienta se le pusieron los pelos de punta, debía ser el suyo.
Dada la cantidad de empleados que se habían atribuido la autoría, el director iba a pasar por todas las secciones para comprobar la caligrafía de cada uno de ellos personalmente.
El director llegó a la sección de local y enseguida se formó una larga cola delante de él. Cenicienta se apresuró a ponerse en la cola pero Don Gabriel le salió al paso y se lo impidió bajo amenaza de despido inminente.
Ninguno de los empleados de redacción tenía la caligrafía como la del relato. El director, desesperado, se disponía a llamar al personal de limpieza y conserjería cuando vio a cenicienta llegar cargada de fotocopias.
- Señorita
Cenicienta miró a su alrededor para asegurarse de que se dirigía a ella.
- Señorita, acérquese. – repitió el director
- Señor Director es sólo la becaria, ella no… - se apresuró a decir Don Gabriel
- Todo el personal pasará esta prueba hasta que encuentre al autor – interrumpió el director.
Cenicienta se acercó tímida y mirando de reojo a Don Gabriel que la mataba con la mirada.
- Por favor, escriba aquí unas cuantas frases.
En cuanto cenicienta empezó a escribir al director se le iluminó la cara, tomó a cenicienta de la mano, la levantó de la silla y clavando una rodilla en el suelo le pidió que fuera su redactora jefe
.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Sonia Sánchez
Aula Escritura Creativa

6 comentarios:

Mar Cano Montil dijo...

¡Qué "plagio" más original! Me ha encantado la idea y como la desarrollas a lo largo del relato. Esta si que es una verdadera Cenicienta de nuestro siglo.

Sin embargo, Sonia, al leerlo me quedo con la impresión de que está escrito y cerrado de forma muy rápida, sin ahondar en descripciones y/o detalles, tanto de los sitios como de los personajes. Creo que merecería mucho la pena que esta Cenicienta moderna que has creado tuviera un perfil más claro, ¿no crees?

Pero la idea es muy, muy buena.
(Es que soy una enamorada de la Cenicienta desde que la conocí siendo una niña... :-)

Un saludo,

milagros dijo...

Me ha gustado mucho tu plagio creativo. Una idea original para una cenicienta moderna, actual.

Joan Villora dijo...

La historia pasada a la actualidad esta muy bien aprovechada y me han gustado especialmente los elementos modernos que has elegido.

Tal vez si que es cierto que tendríamos que ver más a los personajes y sus expresiones en las descripciones y las acotaciones, si lo quieres modificar.

Muy bien.

Joan

Marien dijo...

Muy buen plagio con una Cenicienta moderna, quizá haría falta definir un poco más los personajes. Muy original.

Irène dijo...

Sonia,

Ya me había gustado mucho cuando lo leiste en clase, y Daniel se partó de risa. Es un plagio perfecto, muy bien recreado y además, muy cómico.

Felicidades Sonia!

Irène

Judi Cuevas dijo...

Hola Sonia,

está muy bien tu "plagio" sobretodo porque creo lo sabio adaptar a la actualidad y sobretodo, sobretodo, porque no has hecho la típica historia de amor.

Un saludo