miércoles, 4 de marzo de 2009

Mi manía de masticar chicle

El primero fue de menta. Ella se llamaba Eva. Compartíamos el frescor y la ingenuidad de la niñez. Fue un beso torpe y breve, pero fue el primero y ese nunca se olvida: nos separó un cambio de escuela.

El siguiente fue de cola. Su nombre era Alba. Estábamos en el preámbulo de la adolescencia. Fue un beso más largo, pero sin cafeína: no tuvo efectos secundarios y nuestra corta relación se quedó dormida, sin poder evitarlo.

Luego vino el de fresa ácida. Ella era Rosa. Yo había empezado a perder la inocencia. Aunque con los años, aprendería que no la había perdido del todo. Aún ahora me pregunto si alguna vez se llega a perder totalmente. Fue un beso afrutado, pero con espinas: el primer desengaño de juventud y el primer golpe a mi Peter Pan.

Un tiempo después, probé el de hierbabuena. Esta vez fue con Lluvia. Me descubrió todo un mundo de placeres prohibidos. Fue un beso casi ecológico. Sin embargo, le pudo su carácter nómada, en un momento en el que yo ya estaba pensando en echar raíces.

Más tarde me atreví con el café. Y conmigo se atrevió Noa. Ya éramos más que adultos. Quizás demasiado y, por eso, el beso me supo a nostalgia y me dejó un regusto amargo. El café hizo el resto y no me dejó dormir durante mucho tiempo: ella prefirió el té y regresó a su país.

Hace poco, ya pasada la supuesta barrera psicológica de los cuarenta, aposté por la clorofila. Una apuesta que, ingenuamente, presumí segura. Fue con Rocío. Era vegetariana. Entonces se estaba poniendo de moda y aún hoy lo está. Fue un beso húmedo, de esos que dejan huella. La huella que yo no fui capaz de dejarle: sus ensaladas y yo no acabamos de congeniar y se buscó a otro con quien compartirlas.

Entre todos ellos hubo otros, pero fueron de esos a los que apenas les dura el sabor.

Ahora mastico uno nuevo, mientras espero quien quiera compartirlo. ¡Ojalá sea el definitivo, porque estoy cansado de tantos sinsabores!

Por Mariano Salvadó (Curso Escritura Creativa)

9 comentarios:

Aula de Escritores dijo...

Mariano,

Me ha encantado tu relato: es fresco, afrutado, lleno de colores y muy imaginativo. deja buen sabor de boca, de verdad!

Felicidades !
Irène

Juanmi dijo...

Que bonito, Mariano.

Quizá yo hubiera buscado distintas fórmulas de presentar a las chicas, sustituyendo ese "Ella se llamaba...", pero eso es sólo una opinión personal.

Me gusta la originalidad con que tratas algo tan cercano, íntimo y personal como es un beso.

Y ese final, a la espera de compartir un sabor nuevo con unos labios nuevos... Si si, me ha llegado.

Joan Villora dijo...

Muy bien, Mariano; y como ya te dije, has mejorado un montón en gramática.

La idea de "Colorines" es mucha idea, pero el oficio de escritor ya está ahí, asi que pronto empezarás a hacer historias que hagan palidecer los colores del famoso pescado.

Judi Cuevas dijo...

Hola Mariano

para mi gusto ya estaba bien la primera versión que leiste en clase, enumerando uno por uno los chicles. Pero estas cosas creo que van mucho al gusto de cada uno como lector y al propio como escritor.

Ya te dije que para mí tu punto fuerte es como juegas con la palabras, por ejemplo está muy bien el toque del final de los sinsabores.
Y por último decirte que le da un buen ritmo el orden que sigues para cada uno: sabor, nombre de chica, beso y separación. Este "orden-repteción" es el que para mí mejor concordaba con la enumeración de primero, segundo, etc.

Nada más, que sigas así!

Mariano dijo...

Gracias Juanmi, tienes tanta razón con lo de "Ella se llamaba..." que lo he cambiado. Muchas gracias por tu consejo.

Gracias Irène, quien quiera que seas.

Gracias a Joan y a Judi por vuestro incondicional apoyo. Es cierto, Colorines fue mucho Colorines. Judi, el orden-repetición fue intencionado en el orden, pero creo que quedaba demasiado pesado el enumerar los besos, al igual que repetir "Ella se llamaba.." Creo que esta versión lo evita.

Juanmi dijo...

Chapeau Mariano.

A mi los cambios que has hecho me paracen acertadísimos (aunque ya te dije, es una cuestión únicamente personal). Creo que gana ligereza, y facilita la lectura.

Aún mejor que antes, si señor.

milagros dijo...

Me ha gustado tu relato.
Muy original la idea y muy bien llevada.

Sonia dijo...

Precioso, Mariano, y muy original. Me ha encantado la frase final.
Felicidades

Marien dijo...

Está ordenado y con muchos sabores, es imaginativo y ligero ,la reforma le ha sentado bien. Por si te sirve yo probé una vez uno de canela, ya no lo venden,parece que le gustaba a poca gente, pero a veces me gustáría volver a saborearlo.