martes, 10 de febrero de 2009

Mundus y Zapatín

MUNDUS Y ZAPATIN,
por Cintia Castelló

La vida en aquella habitación era simple y llanamente monótona y aburrida. Jorge era un desastre, no tenía el menor sentido del orden ni el menor respeto por los objetos y juguetes propios. Su madre ya había desistido de tal ardua tarea. Le era más fácil coser toda una mantelería a punto de cruz, que intentar conseguir que su hijo en plena etapa adolescente (la edad del pavo como llamarían algunos) ordenara, o si eso fuera mucho pedir, ventilara la habitación.

Los seres que allí habitaban, vivían en un estado de letargo permanente y de semi-asfixia. Todo era un completo caos. Calcetines por el suelo, la cama siempre deshecha, hojas esparcidas por el escritorio, los mandos de la Play 2 tirados por el suelo, el envoltorio de las Matunano en el cajón primero, un cenicero con chicles incrustados y endurecidos por el paso del tiempo, un vaso de agua estancada lleno de burbujas, cajones abiertos y muchas bolas de polvo por doquier... entre otras muchas cosas.

Mundus era el mapamundi que habitaba una de las estanterías en la cual Jorge tenía todo el material que supuestamente debería ayudarle a realizar las tareas escolares. Pero el pobre estaba más aburrido que una ostra. Su posición inclinada y estática, desde la cual se veía siempre la misma parte del mundo (Europa, África y parte de Oriente próximo) no variaban nunca. Él sólo hacía que pensar: “Qué lastima de mi!” “Que desperdicio de vida!” Tantos años estudiando geografia, tantos viajes, trabajos, estudios de campo para obtener un título y acabar como elemento decorativo...” “Desearía vivir otra vida”.

Su mayor frustración era no ser el instrumento de trabajo de un geógrafo, o el motor de viajes e ilusiones de Willie Fog, o el medio de aprendizaje de centenares de alumnos en una escuela... no.... tan solo servia para lo mismo que sirve un florero. Ya no aspiraba a ser pieza de un museo de historia, pero su vida no podía tener tan triste destino.

Por allí andaba Cordoncín, un viejo compañero de habitación que se encontraba en situación similar. Pero su historia era diferente. Él había sido adquirido en una tienda de calzado deportivo. Él era el cordón de las Nike que Jorge, de tanto jugar a fútbol, acabó rompiendo. Y no tuvo mejor suerte que Mundus. Acabó siendo otra pieza de museo de “Jorge’s room”. Porque Cordoncín llevaba semanas tirado por el suelo sin ser reparado, reemplazado o desechado? Buena pregunta. Pregúntenselo a Jorge.

Un buen día, el muchacho se fue de viaje de fin de curso a Londres por unos días, con sus compañeros del instituto. Los habitantes de Jorge’s room no sabían si reír o llorar. Aburrimiento o diversión? Tristeza o alegría? Libertad o represión? Después que el adolescente cerrara la puerta de un portazo, y de un largo silencio... Mundus llamó a su amigo:

- Cordoncín! Estas ahí?
- Sí! Aquí sigo! Por desgracia...
- Me resigno a pasar más días en esta situación. Quiero cambiar de vida. Se te ocurre algo?
- Yo tampoco puedo más. Déjame pensar.
- Me gustaría que me bajaras de esta maldita y aburrida estantería....

Cordoncín utilizó su ingenio. Llamó a sus viejos camaradas: Cordón 1, Cordón 2 y Cordón 3. Sabía que ellos no les fallaraían. Los amigos estaban para eso. Cordondín y sus amigos se ataron entre sí con fuertes nudos. Como podían rescatar ahora a Mundus? Se ataron a la silla de ruedas del escritorio (cual kamikaces). Estiraron y estiraron hasta que consiguieron desplazarla. Una vez ésta fue situada en frente de la estantería... Misión 1: Subir al asiento (se entiende por asiento lugar donde se coloca el culo). Misión 2: Subir a la parte superior del respaldo. Misión 3: Último esfuerzo y ya estamos en la estantería.



Una vez allí...

- Mundus, ya estamos aquí mis amigos y yo. Estas listo para tu cambio de vida?
- Síiiiiii.
- Nosotros nos ataremos a la base que te sujeta, estiraremos y tu caerás al vacío. Has visto alguna vez a alguna persona hacer puenting? Pues algo así sucederá. No podemos asegurarte si te estrellarás o no contra el suelo. Lo sentimos...pero no somos especialistas salvavidas.
- Mmmmmmm. Antes que me heche atrás... estirar!
- 3....2....1.... Ya!!

Y Mundus fue directo al suelo. Brrrrruuuuuummmmm! Menudo estallido se oyó! La madre de Jorge, al oir aquel estrepitoso ruido, corrió a la habitación, abrió la puerta y vió el desastre. El mapamundi estaba hecho añicos.

- Vaya... Jorge es terrible. Mira que atar con una cuerda al mapamundi! Esto solo se le puede ocurrir a él. No habrá manera de arreglarlo.

Fue directa a la cocina y volvió con una escoba y un recogedor. Cordoncín, Mundus y los tres cordones... fueron todos a la basura.

- Esto sí es vida! – suspiraron.
- Al fin tan ansiado momento, llegó a mi vida- anunció Mundus. Jamás volveré a estar encerrado en esa habitación.

Allí se inició una nueva vida para ellos. Queréis saber donde fueron a parar? Mejor os lo explico en el próximo relato.

1 comentario:

Sonia dijo...

Qué imaginativo. Me ha gustado mucho la figura del mapamundi ambicioso, me ha parecido muy gracioso. Sólo el final no me ha terminado de convencer, me hubiera gustado algo más concreto, pero vaya, muy bien, me ha gustado mucho, muy bien hecho.