viernes, 21 de noviembre de 2008

NORMALIDAD

Ante todo quisiera dejar claro que soy una persona completamente normal. Y es que estoy harto ya de que se me juzgue tan solo por estar locamente enamorado de una pierna ortopédica. Sí, hace ya dos años que duermo abrazado a ella. ¿Y qué?

Aun recuerdo cuando me la encontré en la calle. Sola, desvalida. Era una pierna larga y muy bien torneada. Una pierna de ensueño. Jamás habréis visto una pierna como esta: dura, muy dura, pero a la vez muy tierna. Hacía frío, así que me quité el abrigo, y la envolví en él. Me la llevé corriendo a mi casa y le preparé un baño. Estaba tan sucia que le sentó de maravilla, ¡cómo me gustó verla flotar en la espuma!
El primer problema vino cuando mi madre llegó a casa y se la encontró en el sofá, con una de sus zapatillas puesta. “¿Pero qué haces, anormal?” me dijo. Normalmente me duele que mi madre me llame anormal, pero aquella noche me dio igual. Con ternura me la llevé a la cama. Uff… ¡que nervios! ¡Tenía tanto miedo de no dar la talla en nuestra primera noche! Pero ella me pidió que fuéramos despacio, así que nos limitamos a los preliminares. ¡Teníamos toda la vida por delante!
Lo primero que hice por la mañana fue salir a comprarle ropa. Aunque a mi me gusta mucho más desnuda, hacía frío, y tampoco pretendía ir dando el espectáculo por la calle. También le compré un montón de zapatos. Es una pena que se vendan a pares. Ella es una pierna derecha, ¿para qué necesitamos el zapato izquierdo? Me he quejado muchas veces al respecto, he formalizado incluso una reclamación en la oficina del consumidor, pero todavía no me han dado respuesta.

En casa, la relación con mi madre se hizo cada día más difícil. Es que se convirtió en una suegra entrometida y dominante: nunca la quiso. Así que un día decidí que nos íbamos de casa. Me tuve que poner a trabajar. Con 45 años y sin experiencia laboral, no me fue nada fácil. Pero lo hice por ella, por darle un futuro mejor.
Me contrataron como sexador de pollos en una granja. Tenía que analizar el recto del animal para determinar el sexo mediante la observación de las diferencias de musculatura entre machos y hembras. Después de un cursillo de dos semanas, me facilitaron una buena lámpara y una mascarilla, y empecé a analizar rectos sin parar. 7200 rectos al día para ser exactos. Llegaba a casa tan cansado de analizar rectos, que lo único que quería era estirarme en el sofá y descansar. Y ahí empezaron nuestras primeras peleas. Que si ya no me deseas… que si ya no pasamos tiempo juntos… que si antes éramos más felices…
Dejar el trabajo me costó poco. Nunca me ha gustado mucho trabajar, para qué engañarnos. Así que volvimos a dedicarnos el uno al otro con la misma pasión que al principio, paseando orgullosos al mundo nuestro amor.

Aunque es cierto que en nuestra relación, como en la de cualquiera, ha habido altos y bajos. Como cuando estuve a punto de engañarla con un ojo de cristal. Pero, ¡menudo ojo de cristal! De color violeta. ¿Cuántos conocéis así? Y que conste que no lo digo por justificarme, pero es que a veces un hombre es un hombre, y hay ciertos impulsos a los que cuesta resistirse, ¿o no lo veis normal?
Creo que ella lo notó y nunca me lo ha perdonado del todo. En el último tiempo la he notado más fría que nunca. Ya no se calienta el pie entre mis piernas por las noches, ya no me pide que le quite la bota, ni que le haga cosquillas.
Estoy preocupado y triste, y sólo espero que me perdone.

En fin, chicos, que si queréis seguir juzgándome por estar enamorado de una pierna ortopédica, hacedlo. Pero reconoced por lo menos, que ahora que os he explicado mi historia, os parece todo bastante más normal.

Sonia Ramírez

8 comentarios:

Anónimo dijo...

A ver quien se cansa antes, tú de borrarme los relatos, o yo de volverlos a colgar... :o)

Con cariño,
Sonia Ramírez

Anónimo dijo...

Sonia,
Me ha gustado tu relato es soprendente, divertido y totalmente ORIGINAL!

Quizás me ha chirriado un pelín el final, eso de "chicos, ahora que ..." todo y que das en el clavo porque después de leerlo- lo del ojo de cristal también es genial-, realmente cualquier cosa parece posible!

Irene

Aula de Escritores dijo...

Hola Sonia.

Como ya te dije, me parece un relato divertido en su subrealismo.

Pero tras una segunda lectura, me ha llamado la atención algo que me pasó por alto el miércoles. Quizá soy yo y mi manía de buscarle significado a las cosas (y si es así, por favor corrígeme), pero he creido ver un mensaje subyacente en la historia que cuentas. Y es que tu relato parece querer decirnos "si eso es lo que quieres, si tu eres así, adelante, porque lo que pueda opinar nadie es irrelevante". O dicho de otro modo, que toda persona tiene derecho a vivir su vida sin ser juzgado o criticado por ello (siempre que no haga daño a nadie, claro).

No se si ha sido tu intención, pero si era lo que pretendías, creo que tu relato es mejor de lo que parece de entrada. Así que me gustaría que me sacaras de dudas, para saber si la "normalidad" solo me gusta, o me gusta mcho.

Juanmi.

Anónimo dijo...

Hola Juanmi,

Muchas gracias por la lectura profunda que le has dado a mi relato! En realidad era una reflexión en clave de humor sobre quién dicta los parámetros de la normalidad. ¿Quien dice que una actitud o una opinión es normal o anormal en esta sociedad? Es un tema muy cuestionable.
Un saludo,
Sonia Ramírez

Juanmi dijo...

Hola de nuevo Sonia.

La normalidad es relativa, como lo es la verdad y muchas otras cosas. La reflexión que haces no puede ser más acertada. Y te he de pedir disculpas por mi forma de decir las cosas. En realidad podría haber escrito lo mismo que me explicas tu, pero tengo el vicio de ir un poco más allá y aplicarlo.

Y de gracias nada Sonia, a ti en todo caso por haber sabido comunicar algo inteligente y reflexivo.

Juanmi

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho;después de leer a Juanmi en "Hasta el final" la ligereza de este escrito es maravillosa.
Sencillo y bueno.

Antonio.

Anónimo dijo...

Hola Sonia,

"Normalidad" me ha parecido tremendamente original. Desde la protagonista pierna ortopédica hasta el empleo de sexador de pollos. Destila una mezcla de verosimilitud y humor muy especial.

Coincido contigo y con Luismi en que es una especie de grito a favor de las excentricidades no excéntricas y que el concepto de normal va más allá de lo políticamente establecido (desde luego, es taaan cuestionable..). Me parece sincero y divertido.

Un saludo!

Elena.-

Aula de Escritores dijo...

Creo que te comenté en su día y luego desapareció....

Sea como sea, creo que "Normalidad" es muy divertido. Me gusta ese enfoque humorístico.


SOHO