lunes, 17 de noviembre de 2008

La cárcel de Paula

- Paula, ¡no me grites! He dicho que no, y es que no.
- ¡¡Pues yo pienso ir!! No entiendo porque todas las madres de mis amigas les dejan ir a la fiesta y tú a mí me quieres encerrada en casa.
- Paula, sabes que eso no es cierto, yo no quiero que te encierres en casa, pero tienes trece años, hija, y…
- Por eso, porque tengo trece años, ¡¡ya va siendo hora de que dejes de tratarme como a un niña…!!
- Te he dicho que no me levantes la voz… no voy a ceder y lo sabes, no vas a ir a esa discoteca porque eres demasiado joven para que te permitan entrar, porque no vas a salir de casa de noche para volver a las tantas y porque creo que con tu edad te damos la libertad suficiente para…
- ¡¿Libertad?! Pero si solo me dejáis ir al cine o a merendar… ¡y estoy harta! Voy a ir a la fiesta, te guste o no…
- ¡No vas a ir! Sal y diviértete, pero a las 10 te quiero ver en casa. Y no hay más que discutir.
- ¡No te aguanto! ¡Esto es como una cárcel! ¡¡Ojalá tuviera una madre como la de Silvia, a ella la dejan salir cuando le apetece y no le dicen nada!! ¡¡Te odio!!

- No vuelvas a gritar a tu madre si no quieres tener problemas - El padre irrumpió en la sala y miró a su hija con seriedad –Y no se te ocurra volver a decir lo que has dicho, ¿entendido?
- ¡¡Pero es que es la verdad!! ¡¡Nunca me deja hacer lo que hacen todas mis amigas…- Los gritos y los lloros de Paula dejaban el eco de la rabia pasillo adelante.
- ¡Hija, nos vamos a hacer unos recados… ¿necesitas que te compremos algo?!- la madre intentó paliar la furia de su hija al tiempo que recogía su bolso y se abrochaba los botones del abrigo.
- ¡¡No!! ¡¡No necesito nada de vosotros!! ¡¡No os necesito!! ¡¡Iros y no volváis más!!
- ¡Paula, te estás pasando de la raya!
- Déjala, ya nos echará de menos cuando no estemos…-La serenidad del padre chocaba con el disgusto dibujado en la cara de su mujer, antes de cerrar la puerta y dirigirse al coche.
- ¡¡No, no os voy a echar de menos!! ¡¡Ójala no estuvieses y pudiera hacer lo que me diese la gana!! -La ira de Paula se expandió por toda la casa hasta darse de bruces con la puerta de entrada ya cerrada y el sonido del motor alejándose avenida abajo.

El balance de muertos en las carreteras este fin de semana ha superado en 5 personas fallecidas al del mismo período del año pasado. Uno de los accidentes más graves se produjo en la tarde del sábado en la nacional 332, a la altura de Sueca, Valencia. Por causas que aún se desconocen, el conductor de un camión perdió el control del vehículo e invadió el sentido contrario, chocando frontalmente contra el coche familiar que circulaba en ese momento. El impacto fue tan fuerte que sus dos ocupantes fallecieron en el acto. Los bomberos tardaron más de una hora en liberar los cuerpos del matrimonio del amasijo de hierros en que se había convertido el coche. Tenían una hija de trece años, Paula, que quedará ahora bajo la tutela de sus abuelos maternos y deberá vivir el resto de su existencia entre los gruesos barrotes de la peor cárcel: su conciencia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ainara, pobre Paula! Menos mal que no se nos ha ahorcado la chiquilla con los leotardos de su madre, eh?

Una historia muy dura y real. La de cosas que se nos pueden quedar por decir, o que decimos de más, y nos arrepentimos toda la vida…
La única pega es que me he imaginado el final desde el principio. Quizás le hubiera dado otra oportunidad a Paula, o quizás le daría la vuelta al relato totalmente, uno espera que le pase algo a los padres, pero en verdad le pasa a la hija por quedarse en casa, y son los padres los que sienten el dolor. En fin, más que nada para darle un punto de sorpresa al relato. Pero como mensaje ha llegado y me gusta.

Sonia Ramírez

Aula de Escritores dijo...

Breve, conciso, nítido como el cristal, pero tal vez demasiado previsible (aunque esto no tiene porque ser malo).

Quizá lo que no me convence es la parte final, descrita más como una noticia de telediario, y el tratamiento que le das a la conciencia de Paula. Es el punto más alto del relato, y llega al lector de una forma demasiado abrupta y explícita. En lugar de decirlo, igual le habría dado más fuerza desarrollarlo más despacio y enseñarlo a través del personaje.

Pero la historia está clara, y llega.


Juanmi