viernes, 14 de noviembre de 2008

en otra parte

!Cojí la pistola! y en cuestión de un segundo, la tenía apuntando mi cabeza, mis ojos estaban más abiertos que nunca, unas gotas de sudor frío, se desprendían por mi frente.
Sentí un choque muy fuerte, eran todos mis recuerdos a la vez, no sabía que hacía más presión, si la pistola o mis recuerdos.
Me vi en mitad de Universidad, solo, sin nadie más, y sentí lo que sentí hace dos años, tristeza, desolación, rabia, impotencia, pero esta vez no estaba ella , en esa parada de metro donde la vi entrar y nunca más supe del primer amor.
Un año más tarde apareció el segundo, pero muy rápido se desvaneció. El tercero llegó en seguida, fue el más intenso y duradero. !Pero como se olvida el tercer amor!, como no recordar sus ojos, su sonrisa, su olor, sus caricias llenas de pasión y vibrato, y sobre todo como no recordar su melodía entre mis sabanas.
Mi cabeza dió un vuelco, sentí timbales y todo era muy verde, estaba en mitad del parque de la ciudadela, me senté en el suelo y la música dejó de sonar, todos me miraban con ojos acusadores, me sentí avergonzado, acomplejado, dévil, me puse a correr, hasta perderme, hasta llegar a una muralla muy grande, tenía que traspasarla para dejar atrás sus miradas, peró ni lo intenté, me senté, estremecí mis rodillas y cerré los ojos.
Mi dedo empezó a tirar y la pistola empezó a temblar.
Otra gran fuerza se apoderó de mi cabeza.
Aparecí caminando por las ramblas, escuché como alguièn rodeado de mucha gente, decía: !como veís la botella medio vacía o medio llena!, yo la respuesta la tenía muy clara, mi botella siempre ha estado llena al vació.
Mis recuerdos no dejaban de pasar por mi cabeza..
Me ví sentado en un gran butacón marrón como tantas otras veces, con un profesional, mirando fijamente mis ojos cristalizados, me sentí más loco que nunca, y como no estarlo, en esta sociedad, donde las cosas no importantes no dejan de evolucionar tan rápidamente.
Por primera vez me sentí fuerte, capaz de apretar el gatillo y dejar de hacerme más daño, una sonrisa se produjo en mi rostro, no quería esperar más.
De repente se escuchó un portazo, una presencia se iba acercando cada vez más a mi , mi mano se convirtió en arena, y mi pistola se desprendió como se desprenden las almas.
Cuando acarició el suelo, la pistola se transformó en un objeto muy personal, el objeto mas querido para mi , dejando en mi habitación el sonido de mi inocencia.
La presencia y el portazo tenían el mismo nombre.
!Tom! ,¿Qué tal?, soy Luisa te dejo el desayuno dónde siempre, hoy ya sabes que vienen las visitas, podrás pasear por los jardines como a ti tanto te gusta. Hazme el favor de coger tu armónica que la tienes en el suelo en frente de ti, que luego te enfadas ,sino la encuentras, y tu ya sabes, que este lugar ,sin tú música, no es lo mismo.

jose ruiz

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy melancólico. Me ha asustado la inquietud que genera la situación y la facilidad con la que imaginas cada uno de los recuerdos. Me ha llegado la angustia del protagonista.

Es muy bueno.

Ainara Rivera

Aula de Escritores dijo...

Me ha gustado. Es bueno.
Manuel Santos.

Juanmi dijo...

Confieso que al final me he perdido, y de pronto, lo que creía entender ha dejado de ser claro.

Me ha gustado la dramatización, y desde luego la desesperación del protagonista llega, pero a mi el final me ha despistado, y en realidad no me ha quedado claro que es lo que pasa. Quizá no he sabido entenderlo, ¿eh?. Pero tras 3 lecturas me queda esa sensación.

Eso no quiere decir que no me haya gustado, que sí lo ha hecho.