viernes, 9 de enero de 2009

LA BOLA DE BILLAR

Si la jugada salía bien, Charly sería capaz de meter tres bolas en dos agujeros. Puso el taco en posición imaginando el recorrido de la bola blanca y las diversas carambolas hasta los agujeros correspondientes, sabía que le tenía que dar con la suficiente fuerza para conseguir su objetivo.
- ¡Venga tío, tira de una vez!- Dijo Raul impaciente. Charly echó el taco hacia tras, para tomar impulso y en el preciso momento en el que la punta del taco avanzaba hacia la bola blanca, el camarero nuevo, le dio sin querer a Charly un empujón. La bola salió disparada de la mesa, dando tres botes en el suelo, antes de pasar por debajo de la mesa, entre los pies de Jota y María que se miraban muy acaramelados sin ser conscientes de lo que ocurría a su alrededor. La bola siguió rodando por el suelo hasta que Susana, la camarera, le dio un pisotón que la hizo caer al suelo, con una bandeja llena de cervezas y un plato con patatas bravas, con renovado impulso, la bola fue rebotando hasta la puerta, por la que en ese momento, entraban Pepe, Carlos y Gabriel. Los tres amigos trataron de detenerla sin éxito. Terminó al otro lado de la calle y apunto estuvo de provocar un accidente. Se detuvo en la acera de enfrente, por poco tiempo, ya que un anónimo transeúnte le dio sin querer una patada que la hizo rodar calle abajo. Un gato de manchas anaranjadas y blancas, que estaba en el alfeizar de una ventana, empezó a seguirla hasta que un pastor alemán, empezó a perseguirlo a él, arrastrando en su persecución a su dueña. Se acabó la acera y la bola rodó entre las ruedas de los coches hasta llegar al bordillo de la siguiente calle, donde por fin se detuvo, para ser recogida por Nieves, una guapa universitaria, que con los libros en la mano, esperaba a que el semáforo de peatones se pusiera en verde para poder seguir su camino. Cuando alzó la vista tras coger la bola, vio al otro lado de la calle a Charly, que sin aliento, también esperaba a que el semáforo cambiara. Ahí, en ese preciso instante, surgió el flechazo entre ellos y cuando Charly le invitó a una cerveza por recuperar la bola blanca, Nieves aceptó encantada, olvidando que había quedado con una amiga para repasar ciertos apuntes sobre historia del arte. Juan Carlos Fernández

3 comentarios:

Juanmi dijo...

Bendito camarero...

La de vueltas que da la vida a veces, y lo simples que son las cosas en realidad.

Una manera muy original de presentar el inicio de un romance.

Me ha gustado, si señor.

Sonia dijo...

Me ha gustado mucho: sencillo, efectivo y original.

Anónimo dijo...

Gracias por vuestros comentarios. el relato pertenecía al ejercicio sobre la sub-perspectiva. Me quedan más relatos pendientes de publicar en el blog que iré metiendo en cuanto tenga un poco de tiempo.


Juan Carlos