sábado, 20 de junio de 2009

Pascuala

Después de instalarnos en aquel pequeño pueblo, decidimos buscar alguna persona que viniera a casa a colaborar en las labores domésticas. Fue entonces cuando llegó a mi vida Pascuala.
Pascuala tenía cuarenta y cinco años, mas bien bajita, de cabellos oscuros, y ojos claros, era bastante obesa aunque tenía una carita mona, a ella no le importaba ni le acomplejaba su físico. (al menos eso decía ella)
. Llegamos a un acuerdo cosa que no resultó difícil, pues las dos congeniamos rápidamente , decidimos que vendría todas las mañanas y por la tarde yo la acompañaría a su casa. El primer día vino con un pequeño conejo de angora como regalo a los niños, tuvimos que improvisar una conejera con el corralito de cuando eran pequeños nuestros hijos.
Pascuala era muy parlanchina, y a mi me gustaba escucharla, me explicó que acababa de abandonar a su marido después de convivir con él durante mas de veinte años, su matrimonio había sido un infierno, él era ferroviario y según contaba los ferroviarios acostumbran a tener muy mal carácter.
De manera que un buen día cogió sus bártulos y un billete de tren y salió de Albacete. En principio se quedó viviendo con una hermana suya y el marido de esta en Barcelona,
A todo el mundo le decía que era viuda , supongo que pensando en el que dirán de la gente.
Llevaba en casa de su hermana dos meses cuando tomó la decisión de buscar un compañero. Y apoyada por esta última se dirigió a una agencia matrimonial, por lo visto y contado por ella tú pagabas una cantidad de dinero, y tenias derecho a un cierto número de citas, ya llegaba al fin de las citas que le correspondían y todavía ninguno de los presentados le hacía “tilín” pero una tarde había quedado citada con Peret, Peret era algo mayor que ella, el si que era viudo, vivía en un pueblo de montaña (el mismo pueblo donde residíamos nosotros claro está) y se dedicaba al campo. Bueno! Ya tenía pareja, se fue a con él . Cuando nosotras nos conocimos , ella llevaba un año viviendo con “su” Peret.
Como ya he dicho anteriormente Pascuala y yo a pesar de todo lo que nos separaba, edad, cultura, principios, a pesar de todo eso llegamos a ser grandes amigas. Ella era feliz con su nueva pareja, me explicaba que no había experimentado un orgasmo hasta que conoció a su Peret , con el vivió felizmente durante nueve años, nueve intensos años, pero como todo tiene su fin el de este buen hombre llegó, y una madrugada de frío invierno falleció.
Ella continuo durante un tiempo viviendo en esta misma casa, pero no duró demasiado pues la familia se encargó de que la desalojase ya que según la ley no tenía ningún derecho sobre aquella vivienda.
Pascuala pronto empezó a encontrarse sola, y decidió probar suerte de nuevo en la agencia donde conoció a su Peret. De nuevo tuvo una pareja, se llamaba Eladio, pero Eladio vivía a sesenta Km. De nosotros, fue entonces cuando nuestra relación de trabajo-amistad quedó reducida sólo a lo segundo, venían algún fin de semana sobre todo por los niños que también la echaban de menos.
Así pasaron los años , y una noche sonó el teléfono era ella , Eladio acababa de fallecer, ¡otra vez sola!
También por aquellos días fallecía en Albacete su único y verdadero marido (el ferroviario) . Entonces se encontró con una pequeña herencia, ¡pero estaba sola! Una vez mas recurrió a la agencia y encontró otra pareja, que es la misma que tiene actualmente.
Yo no se si a su actual pareja le habrá contado que es el número cuatro, espero que no, por que correría el peligro de que saliera corriendo pues valga el símil solo Barba Azul podía compararse a nuestra querida Pascuala.


FEBRERO 2009 Valentina Moreno

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