lunes, 8 de junio de 2009

En la Tierra ancestral nadie gobernaba sobre los demás, todo era caos y desolación causada por las luchas entre los diferentes bandos por dominar la Tierra, pero la batalla final se acercaba. Los Magos Negros vigilantes en la altura desde sus escobas, se habían reunido en el Gran Desierto. Justo debajo de ellos, los trolls esperaban ruidosamente el momento del ataque.
Los Magos Negros y los trolls luchaban juntos por dominar la Tierra y lo conseguirían cuando acabaran con el último bosque que daba cobijo a sus enemigos. El bosque se encontraba al sur del Gran Desierto y en él vivían Hadas, Duendes y Elfos. Las Hadas se habían apostado entre las copas de los árboles dispuestas a contrarrestar el ataque aéreo de los Magos Negros, por su parte Duendes y Elfos lucharían en tierra al amparo de los árboles, que con sus ramas bajas y gruesos troncos formaban una espectacular barrera contra los trolls.
Bordeando el Gran Desierto y el bosque se encontraban los océanos. Mucho tiempo atrás, dos facciones de magos se enfrentaron por dominar el Mundo Mágico. Los Magos Negros fueron los vencedores. Los Magos Rojos, derrotados y humillados tuvieron que elegir entre ser esclavizados o vivir en las profundidades marinas transformados en Sirenas y Tritones. Todos sin excepción prefirieron perder sus poderes mágicos y ser desterrados al océano. Ahora, desde las profundidades marinas seguían atentamente los acontecimientos en tierra firme, pero sin poder participar en ellos.
En la superficie del mar, sobre débiles embarcaciones sobrevivían los hombres ajenos a la guerra y a todo lo que no fuera la búsqueda de alimento. Llegaron al mar expulsados primero por los Magos Negros al considerarlos inútiles por no poseer poderes mágicos y mas tarde, los habitantes de los bosques los desterraron por ser una plaga dañina para su bosque.
Los Trolls iniciaron el ataque durante la noche, pues no soportaban la luz del día. Los enormes robles y hayas organizados por los Duendes y apoyados por los Elfos soportaron bien los envites de los Trolls. Al alba, los Magos Negros volando en sus escobas atacaban las copas de los árboles. El ataque en sí no suponía una sorpresa, puesto que cada contendiente conocía la situación de su oponente, sin embargo los habitantes del bosque sí se vieron sorprendidos por la intensidad del ataque. Los Magos Negros habían mejorado y aumentado sus hechizos desde la última batalla unos meses atrás, los chispazos que salían de sus varitas arrasaban las copas de los árboles, cuya mágica defensa proporcionada por las hadas era claramente insuficiente.
Poco a poco el bosque se debilitaba por los ataques combinados de Magos y Trolls. Aún así, bosque, Hadas y Elfos aguantaron hasta que la luz del sol y el calor se hizo insoportable para los Magos Negros y Trolls, que tuvieron que retirarse, pero todos sabían que un nuevo ataque de esa intensidad sería el último y que tanto el bosque como sus habitantes serían aniquilados.
En su desesperación, los habitantes de los bosques acudieron a los Hombres, cuyo número sobrepasaba a Trolls y Magos juntos, sin duda esta circunstancia equilibraría las fuerzas. A cambio de su ayuda, los Hombres recibirían de Hadas y Elfos ciertos poderes mágicos que les serían de utilidad para enfrentarse a los hechizos de los Magos Negros. Pero los Hombres, desconfiados y ladinos a partes iguales traicionaron a Elfos y Hadas al ofrecer un pacto a Sirenas y Tritones. Después de siglos de rencor acumulado hacia los Magos Negros, las Sirenas y Tritones aceptaron el pacto sin que los Hombres tuvieran que insistir demasiado: los Hombres utilizarían su recién adquirida magia para devolverles su condición inicial de Magos Rojos, a cambio los Hombres recibirían de Sirenas y Tritones ayuda para enfrentarse a Trolls y Magos Negros.
La ayuda llegó en forma de corazas y escudos escamados, procedentes de la piel de dragones marinos y con la suficiente dureza como para repeler los hechizos del los Magos Negros. Los escudos se complementaban con lanzas de coral que se utilizarían para acabar con los Trolls.
Comenzó el último ataque, pero esta vez los sorprendidos fueron los Magos Negros al comprobar como sus hechizos se volvían contra ellos al rebotar en las corazas y escudos de los Hombres. Su asombro aumentó aún más al darse cuenta de que los Trolls no corrían mejor suerte: rodeados por los hombres y atacados con lanzas de coral, los Trolls estaban siendo exterminados.
Los Magos Negros aún disponían de fuerzas suficientes para un nuevo ataque, pero la repentina aparición de los Magos Rojos les desconcertó de tal forma que emprendieron la retirada. Los Magos Rojos y los Hombres les persiguieron hasta dar caza a casi todos ellos, sólo unos pocos consiguieron escapar.
Para hadas, Duendes y Elfos la victoria fue agridulce. Sí, habían ganado y el bosque se encontraba a salvo, pero habían sufrido importantes bajas y lo que mas desasosiego y temor les producía era el poder que ahora tenían los Hombres y sus inesperados aliados los Magos Rojos. Sus ejércitos combinados superaban ampliamente a los habitantes de los bosques tanto en número como en poder mágico, el precio pagado por la victoria había sido muy alto.
Elfos y Hadas se conjuraron y retiraron la magia a los Hombres sin que éstos ni los Magos Rojos tuvieran tiempo de hacer algo para evitarlo. Al desaparecer la magia de los Hombres, también desapareció el hechizo sobre los Magos Rojos, volviendo a las profundidades del océano donde aún siguen viviendo transformados en Sirenas y Tritones. Los Hombres ya no tenían poderes mágicos pero mantenían sus corazas, escudos y lanzas, lo necesario para iniciar una nueva batalla y obligar a Duendes, Hadas y Elfos a huir y esconderse en lo más recóndito del bosque, donde todavía hoy siguen escondidos.
Los escasos Trolls supervivientes se vieron empujados por los Hombres hacia lo más profundo de los bosques y altas montañas. Por su parte los Magos Negros fueron perseguidos incansablemente durante siglos, capturados y ejecutados en la hoguera hasta casi su total exterminio.
De este modo casual y fantástico, el Hombre se hizo dueño de la Tierra y de todos los seres vivos que en ella habitan, mágicos o no. Con el tiempo los druidas y chamanes, a la sazón guardianes de las antiguas grandes gestas, fueron olvidando aquella gran batalla pero tal fue su trascendencia y el miedo que sobre los vencidos causó que todavía hoy, miles de años después los Trolls, Magos, Duendes y Hadas permanecen escondidos y evitan ser vistos por los hombres por miedo a sus represalias.


Pedro.

2 comentarios:

Sonia dijo...

Hola Pedro,

La idea me gusta. Es una manera original de explicar el mundo, y a mi los trols, elfos y bichos raros del bosque siempre me han gustado, por lo que la historia para mí tiene potencial.
Pero no te voy a engañar, me ha costado mucho terminar de leérmela.
Creo que puede ser porque pasan demasiadas cosas y no se termina de identificar a los personajes, que son demasiados, y los malos y los buenos no están claramente diferenciados.
Igual la historia ganaría, si de entrada le pusieras un detonante, algo que enganche al lector al inicio, del tipo "el día en el que el hombre se hizo el dueño de la tierra, tal tal y tal" algo que llame la atención, y después centrarte en la historia desde el punto de vista de uno de los personajes, no sé, el de los elfos, las hadas o las sirenas,el que sea, pero uno, para que el lector se identifique con alguien, porque así tal cual está, realmente no sabes con quién vas ni quién quieres que gane, y en verdad te da un poco igual.
Espero que no te moleste mi crítica, Pedro. Es mi humilde opinión como lectora.

Un saludo!

Lapiz 0 dijo...

Ups!!!, el relato es muy entramado, debe ser maravilloso en detalles dentro de tu mente, pero al leerlo no logre nunca aclarar la vision de los hechos, creo que la idea central esta y es lo primero al iniciar algo.

solo faltaria "reescribirlo" no volando tan alto, "centrar los hechos a un objetivo" claro...

Si lo reestructuras y lo publicas, me gustaria leerlo pa ver que onda.