miércoles, 9 de marzo de 2011

La huida

RELATO PRIMERA PERSONA

- Nos está siguiendo la policía -. Dije a mi socio que conducía, mientras miraba por el retrovisor de mi lado.
Estaba nervioso, íbamos por la autopista a doscientos veinte kilómetros por hora. Se oía perfectamente el silbido del aire al chocar contra nuestro coche. Un Lamborghini Reventón, negro como la más absoluta oscuridad, con motor que parecía una manada de caballos de la más pura sangre que jamás existió.

Mi socio, seguía sin decir nada, estaba concentrado en la carretera y mirando por el retrovisor cada poco rato. Yo seguía mirando a la carretera y pensando como podíamos salir de aquella situación, pensando como podríamos esquivar a la policía.

- Esto se pone interesante -. Dijo mi socio con tono irónico.
- ¿A qué te refieres? -. Le miré preocupado, esperando saber que quería decir con aquello.
- Sólo fíjate en el coche que nos está alcanzando -. Dijo mientras exhalaba el aire con fuerza, intentando relajarse.

Miré por el retrovisor y vi un vehiculo que se acercaba, en su techo mostraba las parpadeantes y azules luces de un cocho de policía. Cada segundo que pasaba se acercaba más. Cuando a unos pocos metros de nuestro coche, conseguí distinguir el modelo. Era un Chevrolet Corvette, un deportivo que no daría dolores de cabeza si queríamos despistar a la policía.
No tuve tiempo de corroborar a mi compañero lo que veía porque el Corvette nos embistió, usaba las dos barras metálicas y verticales que tenía en el frontal del coche para agredir a nuestro vehículo.
Con el impacto, mi socio movía el volante para poner bajo control el Lamborghini, dado que las sacudidas a esa velocidad podrían hacernos volcar y dar vueltas de campana.

- Creo que se están cabreando -. Dije con cierto tono irónico.

Entonces mi compañero, giró el volante hacia la derecha y tomó a la salida, derrapando y chirriando las ruedas. El coche seguía derrapando en plena curva, yo me agarré a la puerta para no salir despedido encima de mi socio, mientras él sujetaba firmemente el volante. Al salir de la curva vimos que enfrente de nosotros había un pueblo, así que nos adentramos. Estaba muy tranquilo y como habíamos despistado a la policía, lo que nos preocupaba era escondernos y deshacernos del vehículo.

Nos metimos en un granero vacío, mi socio detuvo el coche, puso el freno de mano y apagó el motor. Luego salimos del Lamborghini, cogimos el botín y limpiamos el coche rápidamente para no dejar huellas.

Oímos un ruido, como si fuera de lejos, no sabíamos que era exactamente, pero cuando nos quisimos dar cuenta de que era un helicóptero, la policía nos rodeó.

- ¡La próxima vez seré yo quien planee el robo al banco y quien conduzca! -. Le dije a mi socio muy enfadado.

La policía nos dijo que nos rindiéramos, que nos pusiéramos de rodillas con las manos en la cabeza y ambos así lo hicimos.




RELATO EN TERCERA PERSONA

Eran las doce del mediodía en al autopista, a las afueras de la ciudad. Un deportivo circulaba a toda velocidad, mientras era perseguido por la ley y el orden, montados en sus vehículos.

Este deportivo, el Lamborghini, huía de la policía salvando cierta distancia con ellos gracias a la potencia italiana que producía este vehículo. A simple vista parecía que tenía todas las de ganar para librarse de ellos despistándolos, dado que los demás vehículos que lo seguía eran simples turismos. No obstante, se les acercaba otro vehículo toda velocidad y no daban señales de haberse dado cuenta de ello.

Otro deportivo, con las intermitentes luces azules encima del capó del coche, un Chevrolet Corvette. Otro deportivo, de potencia americana, que pondría a prueba las habilidades de ambos conductores.
El Corvette seguía acercándose hasta el punto que embistió al Lamborghini, haciendo que este perdiera momentáneamente el control del vehículo. Al recuperarlo, este se desplazó a la izquierda al carril de más a la izquierda, fregándose contra el muro de hormigón y haciendo chispas de su carrocería, para poder evadir el bloqueo policial que tenía enfrente. El Lamborghini pasó a través del bloqueo pero no sin haber sacudido uno de los vehículo policiales que hacía de barrera, haciéndole perder al Lamborghini su retrovisor derecho.

Los demás vehículos de la policía que seguían a los ladrones que iban en el Lamborghini, tuvieron que derrapar y frenar en seco porque no se atrevía a cruzar el bloqueo que ellos mismo pidieron. Faltó muy poco para que provocasen un accidente de tráfico entre ellos mismos.
Mientras que los ladrones tomaron la primera salida, arriesgando sus propias vidas al no reducir la velocidad. Su coche derrapaba con tal intensidad que el contacto del neumático con el asfalto provocaba que la goma de las ruedas se calentara en exceso y se quemasen las ruedas, soltando una humareda blanca que seguía toda la curva que estaban tomando.

Los ladrones, al salir de la curva redujeron la velocidad, tenían enfrente de ellos un pueblo y querían aprovechar la confusión del recién bloqueo policial para esconderse. Pero no se dieron cuenta que durante toda la persecución les seguía un helicóptero de la policía que iba dando indicaciones de cada uno de sus movimientos.

El helicóptero dio claras indicaciones que el Lamborghini entró en un granero y que la zona parecía libre para poder actuar y detenerlos. Y así fue, al cabo de un par de minutos, coches de la policía rodearon el granero y entraron sujetando sus armas.

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