lunes, 18 de octubre de 2010

MI IPHONE ES MÁS RÁPIDO QUE TU.

MI IPHONE ES MÁS RÁPIDO QUE TU.

Hermes no podía creer lo que escuchaba. ¿Cómo esa cosa inanimada y que desprendía colorines ridículos bajo el cristal podía ser más veloz que él, el emisario de los dioses? ¿Cómo era posible que ese trasto fuese más rápido que sus alitas en los tobillos o que su velocidad sobrenatural? Estaba indignado. Ser relegado así por una máquina al peor de los olvidos.

Y mientras el mundo se le caía a los pies, Afrodita y su voz aguda y orgullosa parecían reírse de él mientras toqueteaba distraída el aparato.

- ¿Ves? Ya está.

Su sonrisa fue una puñalada trapera en el inmortal corazón de Hermes que como un rayo se esfumó del templo celestial como alma que lleva el diablo. En ese instante su cabeza solo pensaba en dos cosas: la primera, cortarle al cero el cabello a la presuntuosa de Afrodita mientras dormía, pero a la muy todo le sentaba bien, o la segunda, vengarse del responsable de su desgracia, Hefestos, el cejijunto y cojo dios forjador, que aburrido de inventarse nuevas armas de destrucción masiva para dárselas a algún humano haciéndole creer que era él el inventor, le había dado por las telecomunicaciones.
Porque al principio le pareció gracioso que a su ilustrísima fealdad le interesara el cómo y el cuando de la recepción de mensajes y la comunicación entre los humanos pero ahora, cuando recordaba los interrogatorios a los que le sometía el muy ruin, le hervía la sangre. Y optó por lo segundo, porque eso no se le hace a un hermano.

Así que siguiendo el protocolo clásico y lógico en estos menesteres y para no perder la costumbre hizo lo que todo buen hijo de Zeus hace: quejarse a su padre. A ver si el viejo le quemaba el culo a Hefestos con un rayo y se ahorraba el trabajo de tener que pensarse una buena represalia. Como era de esperar lo encontró en “Sodoma y Gomorra”, evidentemente muy bien acompañado; todavía no entendía como Hera se creía que ese lugar era un internado de señoritas pudientes, cuando antes no le pasaba ni una.

Se presentó frente al gran Zeus, una caricatura oronda de lo que fue antaño. Este, sonriente como un Papá Noel, miró a su hijo mientras se dejaba tratar como un bebé por una de aquellas chicas para acto seguido volver a prestar atención a sus cuidadoras.

- Padre, he venido a solicitar tu ayuda.
- ¿Qué ocurre, Hermes?- Alargó las palabras condescendiente.
- Hefestos, su intromisión en mis competencias me está perjudicando. Exijo que intervengas.
- ¿De que hablas?- Ahora dejaba que otra chica le diera de comer un fresón.
- Todos los dioses mandan sus misiones por mensajería instantánea, así no tengo trabajo.
- Hermes, hijo, ¿has escuchado la frase “Reciclarse o morir”?.
- Pero...
- Ahora estoy ocupado, mándame un mail y estudiaré el caso cuando pueda.

Si Hermes hubiera estado volando se habría caído de culo. Antes de que pudiera protestar ya estaba en la calle, así, por arte de magia, como solo sabía hacer el viejo. Apretó los puños, lleno de rabia, blasfemó un buen rato, increpó a los transeúntes que lo miraban como un loco con alitas hasta que la luz se hizo.

Semanas más tarde Zeus miró su correo. Por supuesto el mail de Hermes estaba ahí, ya ni se acordaba de la pataleta de su retoño. Echó un vistazo rápido a los demás mensajes, varias decenas, pero solo uno le llamó la atención. Lo mandaba Atenea, su hija predilecta y el asunto casi le hace echar rayos por la boca, literalmente.

“APROBADO PROYECTO PARA DERRIBAR EL PARTENÓN Y CONSTRUIR UN COMPLEJO DE APARTAMENTOS DE LUJO”

Al viejo dios, si hubiera sido humano, le habría dado un infarto. ¿Cómo tenían el valor de hacer tal cosa? El símbolo de su poder y presencia en la tierra, era patrimonio histórico de la humanidad, Atenea se había encargado de que así fuese. Enfadado e impaciente hizo llamar a Hermes con urgencia, debía dar un mensajito de su parte a los responsables de esa atrocidad. Pero el dios alado no acudió ni ese día, ni el siguiente. Zeus, furioso, mandó un mail a todo el Olimpo celestial para que el que lo viera, lo mandara urgentemente ante su presencia.

Así estaban las cosas hasta que Baco encontró a Hermes horas después de recibir el urgentísimo mail. Estaba tumbado al sol en una playa de Ibiza, con un bañador rosa y un mojito junto a él. Cuando se acercó este lo saludó animadamente.

- Hola, Baco, bienvenido. Acompáñame y cuéntame las últimas novedades.
- Todo el Olimpo te está buscando. Zeus reclama tu presencia con suma urgencia.

Hermes rió alegremente.

- ¿Tienes tarifa plana en tu móvil?- Baco asintió como si fuera obvio.
- Pues dile a mi padre que acudiré en cuanto mis asuntos me dejen tiempo.

Baco miró perplejo al dios y a las circunstancias que lo rodeaban.

- Hermes, ¿de que asuntos hablas?
- ¿No lo sabes? Ahora me dedico al negocio inmobiliario. ¿Quieres un apartamento de lujo con buenas vistas a Atenas?

Las alitas de los tobillos del dios se agitaron revoltosas mientras este se carcajeaba.

5 comentarios:

Maria dijo...

¡Muy imaginativo!

Anónimo dijo...

Me he reído un montón imaginando la cara de Zeus cuando Baco le diera el recado.
Un relato muy divertido y original.
Mary Aranda

Anónimo dijo...

Muy bueno!!

Etimologicamente la palabra idota viene de Atenas.

Los idiotas, en contraposición a los omon ,eran los que no se preocupaban en ir al foro a votar......después les caían los impuestos ....o lo que explicas del Partenon.

Por lo visto esto sirve igual para los dioses que para nuestros días.

Enhorabuena
Ferran Villergas

Aula de Escritores dijo...

Qué bueno! me reí muchísimo. No sabía que los dioses antiguos pudieran dar tanto juego.

Ana Muñoz dijo...

Muchas gracias. Me alegra que os haya gustado.