jueves, 14 de octubre de 2010

INMÓVIL

Kronos se ha detenido, la autocompasión ha hecho que la desdicha consuma toda su alegría y ganas de seguir creando el día a día. No resiste más el desprecio que la humanidad muestra hacia él, nunca les parece suficiente su existencia, siempre deseando que fuera distinto; más rápido en ocasiones, más lento en otras, moldearse en función de la persona y sus circunstancias. No entienden que él es así, que por mucho que intente cambiar, su forma es esa y no otra.
Ha tirado la toalla, toda su existencia la ha basado en la oportunidad del ahora que los humanos no han sabido apreciar, y que por el contrario, han conseguido hundirle en una frustración de la cual no le interesa salir.
El día a día no sucede, no hay movimiento de astros, pues el tiempo se ha paralizado para todo el Universo, no deviene la noche, las estaciones, ni tan solo los cambios climáticos. Todo parece tan perfecto, que los más escépticos creen que es un sueño. Pero el sueño no acaba.
Mientras en la Tierra, el tiempo no pasa, no existe el pasado y no se prevé ningún futuro, todo es presente. Los anteriormente llamados mortales no caben en sí de gozo. Todo es alegría y exaltación, la vida se ha convertido en fiesta tras fiesta para los más juerguistas y su estado natural ha pasado a ser el de embriaguez.
Los intelectuales devoran libro tras libro, sin percatarse en que no poseen retentiva alguna. Los niños juegan sin parar puesto que la noche no llegará nunca. Los más ancianos, aquellos aquejados de dolencias incurables, maldicen su suerte, sus dolores no cesarán jamás, porque lo finito e infinito ya no son antónimos, no poseen significado alguno.
El pasado se va desvaneciendo, todo lo que ha acontecido y aquellos que fueron recordados alguna vez, han desaparecido de todas las memorias. Las identidades se han perdido, así como los conocimientos. Los seres que habitan el Universo sufren una especie de involución, pero no hacia el pasado, ni hacia el futuro, tan solo se van desintegrando lentamente en la nada más absoluta.
Lúa

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Inquietante y misterioso

Enhorabuena
Ferran Villergas

Anónimo dijo...

Un tema muy interesante y muy bien descrito. Me ha hecho recordar un libro de mi infancia, Momo de Michael Ende, donde el tiempo también era el protagonista.
Mary Aranda

Antoni Esteve dijo...

Ingenioso!