miércoles, 27 de mayo de 2009

Los elefantes

Me gusta cuando mi madre me baña y hace un montón de espuma en mi pelo, y me rasca por detrás de las orejas, y después tengo que cerrar los ojos fuerte, porque viene el chorro de agua, y si no los cierro bien después me pican y me escuecen, una vez no los cerré bien y un ojo estuvo como con sangre por dentro un montón de rato.

También me gusta cuando mi madre me hace cosquillas en los pies, porque dice que mis pies parecen plátanos, porque son largos y estrechos, y yo le digo que no son amarillos ni se comen, y ella se ríe y me dice que sí se comen y se los lleva a la boca y me hace cosquillas, pero no se los come de verdad, porque no se pueden comer, los pies no se comen, además que algunos huelen mal, los de mi primo Alberto que ya es grande huelen pestosos, como a queso y mi tía Luisa le regaña y le dice que se cambie de zapatillas, pero él no dice nada y se mete en su cuarto a jugar con la play y conmigo nunca juega, además tiene la cara llena de granos con cosas blancas dentro que me dan asco, y a mí no me gusta nada ir a casa de mi tía Luisa, pero muchas veces voy, sobretodo los sábados y los domingos, y una vez estuve un montón de días, no me acuerdo ya ni cuantos, porque era pequeña.

A mí me gusta un montón dibujar, a mi madre también, a ella le gusta más dibujar elefantes y a veces también me cuenta historias de elefantes, me las cuenta por la noche. Hay una de un elefante que quería volar alto para irse muy lejos pero le pesaba demasiado la panza y no podía, pero al final el elefante se hizo unas alas de madera y se fue volando para siempre.

Yo de mayor quiero ser tan guapa como mi madre. Me gusta un montón cuando se pinta las pestañas con la boca abierta y los labios también y se pone un vestido muy bonito y huele muy bien, a flan de vainilla. Yo una vez me probé sus zapatos pero no podía caminar porque había que ir de puntillas y se salían todo el rato, y a mi madre le hizo mucha risa verme, y me dijo que de mayor iba a ser muy guapa y muy libre, y me dio muchos besos, pero entonces llamaron por teléfono y me dijo que me fuera a dibujar a mi cuarto.
A mi madre le gusta un montonazo hablar por teléfono, sobretodo cuando mi padre no está, se ríe todo el rato y a veces empieza a hablar muy flojito que casi ni se escucha, y se cierra la puerta de la habitación y se enfada mucho si entro. A veces está un montón de rato y yo tengo ganas ya de que salga porque tengo hambre.

A mí me gusta más cuando mi padre no está, porque así no dice palabrotas. No me gustan las palabrotas, además que cuando mi padre está, mi madre está muy rara, y casi siempre me explica la historia del elefante, que ya me la sé y no me gusta tanto. A mi me gusta más la del otro elefante que no volaba, que estaba contento en su casa con su elefantito y lo cuidaba muy bien, pero esa historia no me la cuenta tantas veces, una vez me la contó muy contenta dándome besos todo el rato, pero después se puso a llorar, porque le gusta más la del otro elefante, el de las alas de madera. Pero yo creo que no se puede volar con unas alas de madera, porque pesan mucho, las alas tienen que ser de papel o de plástico como las cometas, las de madera no sirven. Pero eso no se lo digo yo a mi madre porque me gusta más cuando está contenta y me hace cosquillas en los pies, y me hace reír porque dice que parecen plátanos de canarias y hace ver que se los come.

Mi padre nunca me dice que mis pies parecen plátanos, porque siempre viene enfadado, y se va a dormir porque llega muy cansado del camión, y no le gusta nada que mi madre no haya fregado los platos y dice que parece una fulana y después gritan y se pelean, y mi padre le dice que es una mala madre porque me abandona con la tía Luisa para irse a tirar a cualquier pelagatos como una fulana. Yo no sé que es tirar a un pelagatos, pero a mí me gustan los gatos y a mi madre también, y ella no se iría nunca a tirar o pelar gatos, por eso mi padre dice mentiras y palabrotas y yo quiero que le salgan alas al camión para que se vaya y ya no vuelva nunca más, total para decir mentiras, porque mi madre sí me quiere y me cuida, y me lava el pelo con mucha espuma, y dibuja elefantes y me cuenta historias de elefantes, y ya nunca más me dejará sola en la casa de la tía Luisa.

Sonia Ramírez

8 comentarios:

ROSA G.C. dijo...

Hola Sonia, me ha gustado tu relato, has sabido plasmar y expresar con esa inocencia y dulzura del habla infantil, el drama familiar en el que se ve inmersa. Encuentro ingeniosa la forma de jugar con la palabra 'pelagatos' y lo de las alas del camión. Tu relato me ha infundido mucha ternura, felicidades.-

Mar dijo...

Hola Sonia,
es genial el modo en que reproduces el habla de la niña así como la imagen que empleas como hilo conductor del relato. Enhorabuena. Lo único que ocurre es que no sé muy bien qué quieres contarme. No acabo de ver lo que le pasa a la niña, que supongo que es el quiz de la cuestión. Que su madre y su padre tienen problemas es evidente, pero no sé hasta qué punto no los puedes dejar entrever un poco más. ¿Por qué el teléfono es tan importante? ¿Por qué el padre no está en casa? ¿A qué se dedica exactamente la madre?
El ritmo me parece estupendo, el planteamiento y el punto de vista de la historia resultan muy convincentes por eso lamento que eso no esté al servicio de lo que querías contar de verdad. Bueno, es mi opinión, claro. Disculpa si te incomoda.
mar

Sonia dijo...

Hola a las dos, Mar y Rosa, y muchísimas gracias por comentar y leer mi relato.
Mar, para nada me molestan tus comentarios, al contrario. La verdad es que yo también me quedé con la duda de si la historia que quería contar quedaba lo suficientemente clara. Y es que opté por que el lector intuyera la historia para que la niña no tuviera que decir demasiado y no perdiera su inocencia con los detalles.
El padre es camionero, eso sí lo dice la nena, y de ahí que no esté en casa la mayoría del tiempo. El teléfono deja intuir por el comportamietno de la madre cuando suena (se encierra en su habitación, y habla muy flojito y se rie mucho) que tiene un amante, y de ahí que cuando llega el padre se monte la pelea, y por eso también la niña pasa tanto tiempo en casa de su tía. A la madre le gustaría ser libre y por eso le cuenta la historia de los elefantes a la niña. Y realmetne la profesión de la madre, si la tiene, no viene mucho al caso, no aporta nada.
Espero haberte aclarado las dudas y gracias de nuevo por entrar a comentar el relato!

Mar dijo...

La actitud de la madre, sus ganas de libertad, quedan clarísimas con esa bella historia del elefante de las alas de madera. En cambio, lo del amante y todo lo que ahora me cuentas, no lo he sabido leer en la historia. Esa es la lástima para mí.
Enhorabuena de nuevo
mar

Judi Cuevas dijo...

Hola Sonia,

creo que lo más conseguido de tu relato es el lenguaje, más que la historia en sí. Has sabido meterte en la piel de una niña y no se te ha escapado una! Siempre mantienes el mismo tono y esto hace que al lector no se le olvide nunca quién le está hablando.

Un saludo

Marien dijo...

Hola Sonia,
Como ya te dije en tu blog, has bordado el diálogo de la niña con las expresiones clavadas. El relato tiene su punto de originalidad con las alas de los elefantes de madera. Me gustó mucho cuando lo leí.

milagros dijo...

Tu relato me inspira ternura y emoción. Has sabido interpretar el personaje de la niña maravillosamente, con un tono y lenguage muy infantil.
Me ha encantado tu relato/cuento.

Palafox Gelover dijo...

Sonia,
Permiteme felicitarte por tan estupendo relato. He leído todos los comentarios tratando de ver si podía aportar algo nuevo pero... misión fallida!!!
En mi caso, he podido ver exactamente con las pequeñas pistas que das, la historia en sí.
Muy triste por cierto, y el como ligas la historia de los elefantitos con la crudeza de la vida cotidiana de la madre, es muy acertada y me hizo por un momento sentir "el sentir" de la madre.

Por último, no puedo dejar de felicitarte por la manera en que le das vida a la pequeña, su inocencia es devastadora!!!

Felicidades.