lunes, 24 de enero de 2011

Encuentros

Ahí estaba ella, sentada en el sillón, fumando un cigarrillo y apuntándome con una pistola. Sus ojos azules clavados en los míos, con un temple y una mirada tan fría que podría helar hasta la médula. Me ponía más nervioso ella que el arma que sujetaba.

Toda ella era preciosa. Alta de curvas sensuales y firmes, de cabello rojizo y sutilmente rizado como las llamas de un fuego, de ojos tan vivos y azules que te hipnotizaría haciéndote perder la noción del tiempo.
Cualquier hombre se sentiría atraído por ella, si no fuera porque saltarían las alarmas en tu interior avisándote que no te acercaras, pero no les harías caso porque el riesgo y la emoción te dirían que siguieras adelante.
Su cigarrillo se mantenía firme, sujetado por su mano izquierda mientras su codo descansaba en el apoyabrazos del sofá. La otra mano, relajada y sujetando el arma, la tenía en el otro apoyabrazos del sofá, mientras sus piernas se mantenían cruzadas con tal sensualidad que volvería loco a cualquiera.

Mientras yo estaba de pie contra la pared entre ventana y ventana de mi sala de estar, oyendo los helicópteros de la policía recorrer mi apartamento y sus focos apuntando desde la calle a mis ventanas iluminando toda la habitación. A esas horas de la noche la luz que entraba era la que dejaba pasar las persianas, dibujando haces de luz horizontales por las tres paredes de la habitación. La luminosidad restante era tenue como la más tétrica obra de terror jamás escrita.

La mujer seguía mirándome desde su cómodo asiento, sus ojos me estudiaban como si pudiera leer mis pensamientos. Había algo extraño en ella, fuera de lo común, lo presentía pero no sabía que era. Por no decir que la angustia no me dejaba pensar con claridad. Mi corazón latía tan rápidamente que creía que saltaría de mi pecho y saldría corriendo.

Desde la calle se oía a la policía decir por megafonía que se rindiera, que todas las salidas estaban cubiertas. Me hacían dudar de si conocían mi presencia, el rehén que ella había conseguido. Miré al suelo, cabizbajo y pensé que lo único que quería era que terminase ese infierno.
- En qué piensas? -. Su voz sensual me despertó de mis pensamientos.
- No entiendo que haces aquí, que quieres? -. Le contesté con mi voz temblorosa.
- Nada especial, hago turismo -. Su cara mostró una sonrisa burlona.

Me dio mucha rabia su sarcasmo, esa falta de escrúpulos y sentimientos, hasta tal punto que iba a abalanzarme sobre ella cuando de repente se levantó, acercándose a mi y estirando su brazo derecho para apuntarme el frío cañón su arma en mi sien. En ese instante me helé, sentí como mi corazón se detuvo, esos segundos parecían eternos.
Apartó la mirada para tomar otra calada de su cigarrillo y exhalarlo lentamente mientras observaba como el humo se expandía por todo el salón.
- Tranquilo gatito, no querrás que haga tiro al blanco contigo?.

Me quedé inmóvil mientras me agarraba por el cuello de la camisa, dándome media vuelta y me empujándome a la ventana. Al principio no entendí que hacía, pero luego me di cuenta que me usaba como escudo mientras ella observaba por la ventana. Yo hice lo mismo, miré por entre las hojas de la persiana a la calle.

Al cabo de unos segundos, noté un dolor punzante en el cuello mientras ella me sujetaba con firmeza.

- Ah!, que haces? -. Le dije dolorido.
- Estás haciendo un favor a los Nah'lok y no te haces a la idea de su importancia -. Susurra.

Acto seguido me aparta de la ventana haciéndome caer al suelo. De repente me siento aturdido, la mujer sigue de pie mirándome mientras se guarda un tubo metálico en la parte posterior de sus pantalones.

- Será mejor que no te resistas -. Me dice con voz sensual.
- Qué me has hecho?.- Le grité, pero no obtuve respuesta.

Horrorizado, me doy la vuelta y me dirijo arrastrándome a la salida, cruzando todo el comedor, sintiendo como todo mi cuerpo cada vez pesa más y mis músculos dejan de obedecerme hasta que no me puedo moverme.
Entonces oigo unos pasos al otro lado de la puerta y en pocos segundos veo como se rompe en pedazos. Conseguí reconocer a la policía entrando en mi casa, con sus armas apuntando y gritándola que no se moviera. Acto seguido, perdí el conocimiento.




Según me contaron, estuve varios días en el hospital en un coma profundo. Los médicos no sabían que había sucedido para que estuviera en aquel estado.
Cuando recuperé el conocimiento, me hicieron muchas preguntas, tanto la policía como los médicos, la verdad es que de lo único que recordaba es de aquella mujer en mi apartamento.

Los días pasaban y me sentía feliz por haber dejado atrás aquella horrible noche. Pensaba en lo que había sucedido mientras me encontraba sentado en la terraza de un bar, tomándome una fría cerveza, observando como la gente iba en barca en el estanque que tenía delante, los patos chapoteando en el agua y disfrutando del estupendo día que hacía.
Eché la cabeza hacía atrás, cerrando los ojos para sentir el sol acariciándome la piel y balanceando la silla, con el único apoyo de las dos patas traseras. Esto era de las pocas cosas que me relajaban y me hacían sentir vivo.

- Hola gatito -. Reconocí esa voz, me asusté tanto que perdí el equilibrio y me caí de espaldas al suelo.
- No sabía que fueras tan divertido -. Sonríe alegremente.
- Qué haces tu aquí? -. Le dije mirándola con los ojos abiertos como platos y sin moverme.
- Sólo quería decirte que no digas nada a nadie de lo que sucedió o te aseguro que haré prácticas de tiro contigo. Y recuerda que te estaré observando -.Acto seguido se levanta y se va.

Me incorporo rápidamente mirando a mi alrededor pero no la vi por ninguna parte. No entendía nada de lo que había sucedido. Pagué mi cerveza y me fui de allí.

2 comentarios:

Marta dijo...

El relato me enganchó desde el principio, pero al terminar de leerlo me quedaron muchas preguntas: ¿qué le hizo? ¿por qué se lo hizo? ¿quiénes son los Nah'lok?
Parece que al relato le falta una continuación, ¿tú que piensas?

Anónimo dijo...

Hola Marta,

Tienes toda la razón. Descuidé muchos detalles que se podrían considerar importantes (como las preguntas que planteas) para darle más vida a este relato. Espero mejorarlo este detalle en los próximos.

Gracias!.