martes, 15 de noviembre de 2011

Un mañana más

Una mañana más


Una mañana más, igual que otras tantas mañanas desde hace tantos años, Luis y Pablo se han ido al instituto sin ni siquiera despedirse, corriendo para no perder el autobús, Ernesto a la Galería. Ernesto si, Ernesto si se despide de ella, todas las mañanas el mismo beso vacio en la mejilla y esa mirada de conmiseración que le deja en el alma una sensación de frío y soledad que con los años ha llegado a odiar. Y ¿si fuera capaz de hacerlo?

En un momento llegará Ángeles y por su manera de mirarla ¿también con lástima? y llamarla “Señora Clara” le recordará en qué se ha convertido su vida, está completamente sola a pesar de estar acompañada, ésta es la peor de las soledades. Al menos es rica, ¿y qué? ¿De qué le sirve todo ese dinero si no tiene ni ganas ni con quien disfrutarlo? Se siente como si viviera en una jaula de oro.

Nunca tuvo demasiadas aspiraciones, ni personales ni profesionales. A ella le gusta culpar de ello a su madre, es la manera más cómoda de no enfrentarse a su parte de responsabilidad. Tiene miedo a hacerse preguntas, a plantearse cosas, a salir de su rutina, donde de alguna forma se siente segura. Su madre se pasó toda la vida sometida a su marido, él era el cabeza de familia, él era el que llevaba el dinero a casa, así que él era el que mandaba. Ella, ya de niña se dejaba llevar por sus hermanos, aunque aquello le acarreara más de un castigo y después, de adolescente, cuando apareció Ernesto en su vida también se dejó arrastrar. Para Clara, aquello era lo normal ¿o no? ¿Por qué su madre nunca se rebeló? ¿Sería tarde para hacerlo ella misma?

Se mira en el espejo y la imagen le devuelve apenas una sombra de lo que fue, en algún momento de su vida llegó a ser atractiva o quizá era simplemente el atractivo y la frescura que dan la juventud… Ahora tiene ante sí a un ser anodino: ni alta ni baja, ni gorda ni delgada, incluso se podría decir que no es ni rubia ni morena. Se dirige a la cómoda y abre el cajón. Ernesto le tiene totalmente prohibido hacerlo pero cuando está sola, que es muy a menudo, y sabe que Ángeles está en el piso de abajo trasteando con el aspirador, desobedece sus órdenes. De alguna forma, se siente un poco más libre al hacerlo, como cuando se saca a un pájaro de su jaula y se le deja volar por una habitación.

Se siente audaz, valiente ¡qué tonta! Solo por abrir un cajón… Debería ir más allá, atreverse a tocar la pistola que duerme allí, volar al aire libre. Ernesto dice que es para proteger a su familia en caso de necesidad, pero a veces ella se sorprende imaginándose como sería apuntarle con ella, ver su cara, su expresión, oírle suplicar, tener el control por una vez. Le asustan sus propios pensamientos, entonces cierra el cajón violentamente, como si de esa forma esos pensamientos también quedaran encerrados en algún lugar recóndito de su cabeza.

Pero vuelven, una y otra vez, cada día con más fuerza. Y cada día se siente más audaz, ya no solo la coge, a veces incluso se acaricia con ella, es extraño, pero sentir ese hierro helado corriendo por su piel le da el valor y la fuerza necesarios para continuar, para afrontar otro nuevo día, un nuevo día que será exactamente igual que todos los anteriores y todos los que están por llegar. Algún día acabará con todo, o con todos. ¿Qué se sentiría al hacerlo?

Es como si ella no fuera dueña de su voluntad, las imágenes se agolpan en su mente y no puede huir de ellas, por mucho que cierre los ojos, éstas no desaparecen, están dentro de su cabeza. Tiene miedo, mucho miedo, entonces suelta la pistola rápidamente, como si quemara, se ajusta el cinturón de la bata y baja las escaleras para que Ángeles la llame “Señora Clara” con lástima en su mirada. Tiene que aceptarlo. Nunca será capaz de hacerlo.

María Revilla

5 comentarios:

Stasa dijo...

¡Hola, Maria! Tu relato me ha parecido muy profundo. Me ha gustado mucho.

Anónimo dijo...

HOLA MARUTXI, TU RELATO ME GUSTA MUCHO, ES INTENSO Y LA IMAGEN DE ELLA ABRIENDO EL CAJÓN Y ACARICIÁNDOSE CON LA PISTOLA ES SUGERENTE. SÓLO UNA COSA, SI ELLA LO QUE QUIERE ES REBELARSE ANTE TODOS LOS QUE LA VAN LLEVANDO COMO UN PERRITO FALDERO QUIZÁS DEBERÍAS DESCRIBIR ALGUNA PEQUEÑA REBELDÍA ANTERIOR FRUSTRADA, QUE EL HECHO DE COGER LA PISTOLA SE LA ÚNICA SOLUCIÓN FINAL POSIBLE.
UN SALUDO

DAVID RUBIO dijo...

PERDONA SOY DAVID

Marutxi dijo...

Hola David, pues si, supongo que tienes razón, quizá sea un poco drástico, así de buenas a primeras coger la pistola y "soñar" con matar a su familia. ¿Pequeña rebeldía? ¿Algo así como tener un amante? Gracias por las sugerencias!!!

Cece dijo...

Hola María me ha gustado lo que has escrito. Creo que perfectamente sentía la ira de la mujer reprimida y dominada, las ganas de rebelarse y el miedo de hacerlo.
Cece