Abrazado junto a ella. Acariciando su piel. Besando su cuello. Oliendo su pelo. Comparando nuestras manos. Oyendo sus latidos. Mimando su pecho. Coqueteando con su ombligo. Hablándole a sus pies. Así soy feliz
Recuerdo cuando la conocí. Sus primeras palabras. Mis primeras respuestas. Nuestros primeros secretos. El primero de nuestros besos. El inicio de nuestro amor.
A veces discutimos. En ocasiones nos enfadamos. De vez en cuando nos gritamos. Pero siempre vuelve la cordura. Nunca la sensatez nos deja huérfanos.
La quiero. Más de lo que jamás hubiera podido imaginar que amaría a otra persona. Pienso en ella cuando no está. Y cuando está también pienso en ella. No me atrevo a decirle hasta dónde llegan mis sentimientos, porque ni siquiera yo lo sé.
Ojalá pudiese ver. Ojalá no hubiese tenido aquel accidente. Ojalá mis ojos volviesen a la vida. Así podría disfrutar también de su belleza, de su figura, de su mirada.
Pero no necesito verla. Tengo suficiente con poder abrazarla; con acariciar su piel; con besar su cuello; con oler su pelo; con comparar nuestras manos; con oír sus latidos; con mimar su pecho; con coquetear con su ombligo; con hablarle a sus pies. Así soy feliz.
3 comentarios:
Esta muy bueno Juan Jose. Conciso. preciso.Emotivo.
Mas alla del titulo que esta astante bueno, me gusta sobre todo lo que dices sobre los sentimientos,es verdad no nos pertenecen y no los podemos entender.
Un relato muy hermoso y emotivo.
Mary Aranda
Muchas Gracias!
Juanjo Piedra
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