LA MUERTE DE HELENA
Mario miraba el cadáver de Helena mientras la policía se lo llevaba detenido.
Cuando ya estaba en el furgón policial, con la mirada perdida, continuaba teniendo en su mente la imagen de Helena, en medio de un charco de sangre, con el rostro desfigurado por los golpes que le había propinado con su bate de béisbol.
¿Como había podido suceder esta tragedia? ¿ que sería ahora de sus hijos?
La historia se remontaba algún tiempo atrás. Su mujer, Sandra , con quien tenía tres hijos , dos preciosas niñas gemelas de cinco años y el pequeño de un año, era free lance y se ganaba la vida desarrollando informes económicos para Instituciones públicas.
Sandra era una excelente profesional, muy bien pagada y solicitada, que trabajaba mayoritariamente con INCADES. Con el tiempo esta colaboración acabo siendo exclusiva. Fue un grave error.
Eran tiempos felices, se casaron, después los niños….la vida era de color de rosa.
Que fácil es ser feliz cuado sientes la seguridad de controlar tu vida y no tienes ningún problema. Te sientes poco menos que Dios……..
Mario tenía un buen trabajo, que perdió con la crisis, pero Sandra sostenía económicamente el hogar y el se cuidaba de los niños, mientras soñaba con ser escritor.
Como se tuercen de fácil las cosas, cuando uno piensa que lo tiene todo bajo control… y lo peor estaba por llegar.
En INCADES se produjo una restructuración y ahora la nueva jefa directa de Sandra era Helena, la cual no sentía un especial afecto por Sandra.¿Por qué? ¿Quien lo podría decir? Tal vez porqué envidiaba los ingresos de Sandra , o quizás por orgullo cuando Sandra le reclamaba periódicamente los pagos incorrectos , siempre a la baja , y no se conformaba con sus cortantes respuestas. Nosotros no estamos aquí para revisar tus facturas, no se nos pueden dar lecciones de administración , no te debemos el dinero, o no tenemos tiempo para estos “temas menores” .La deuda crecía……..
De nada servían los buenos modales de Sandra, ni sus intentos de acercamiento amable ante tal nivel de odio irracional. La salud de Sandra se resentía de forma lenta pero imparable.
Esta misma mañana Sandra le comentó a Mario que el test de embarazo era positivo.
A pesar de la situación y dificultades, la alegría fue inmensa.
Entonces llamó el cartero , un burofax de INCADES , firmado por Helena . Sandra lo abre y se le descompone el rostro. Es la notificación de rescisión de contrato mercantil. Se acabó el trabajo, el dinero y con las deudas y los niños…….. Sandra cae fulminada, el corazón no ha resistido la impresión. De nada sirven los esfuerzos de Mario por reanimarla. La ambulancia se la lleva en un intento desesperado por salvar su vida , pero Sandra ya es un cadáver ….. y Mario también.
Mario deambula por las calles circundantes del hospital con la mirada perdida. Tan pérdida como la tiene ahora, mientras viaja en el furgón policial, mientras recuerda las últimas horas que han hundido su vida y la de sus hijos. Sus hijos, los que viven y el que no podrá vivir.
Entonces Mario pasa por delante de una tienda de deportes y ve en el escaparate un bate de béisbol. Lo mira fijamente ,le atrae como un imán. Ya sólo tiene una idea en la mente, MATAR , MATAR , MATAR A HELENA.
Compra el bate y va a INCODES , el corazón le late con fuerza , pero el no lo siente , no siente nada , no oye a quienes le gritan. Entra en el despacho de Helena y descarga una y otra vez el bate en su cabeza con rabia demencial. Sólo se detiene cuando el rostro de Helena, tendida en el suelo agonizando en un charco de sangre, no es más que una masa deforme ensangrentada.
Mario se sienta en la silla del despacho con la mirada fija en Helena, mientras esta exhala su último suspiro pensado en sus dos hijos de los que era madre soltera.
¿Que será de ellos ahora? Que absurdo es el odio irracional que sentía por Sandra. Ahora lo ve claro. Ahora que ya es muy tarde.
2 comentarios:
Me ha gustado la historia, cuando lo he empezado a leer he pensado que trataba de violencia de género y me ha sorprendido el giro que ha dado, a un crimen pasional por un problema laboral.
Muy bien.
Mary Aranda
Me ha gustado el arrepentimiento del final, cuando ya nada tiene solución y piensa en los hijos de su víctima. El mensaje de que tu vida puede cambiar en cuestión de segundos y lo inútil que resulta la venganza.
Ana Muñoz
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