El mundo es una auténtica mierda.
Todo es gris, el cielo, las calles, la gente, los árboles del parque, los pájaros. Y este olor, está por todas partes, la ciudad apesta. Las fachadas de los edificios están sucias, los coches circulan expulsando un irrespirable humo gris, la gente deambula por las calles, sus caras están difuminadas, borrosas.
Subo al autobús para ir a casa, le pido el billete al conductor, no puedo evitar fijar la vista en lamparones de su uniforme. El autobús está lleno de pequeñas manchas en los cristales, en el suelo, en los asientos, en la barra, estiro la manga de mi jersey para agarrarme… la gente apesta, es el mismo olor que envuelve la ciudad.
Llego a casa y busco a mamá. El olor de mamá siempre me reconforta. La encuentro en el jardín, al verme sonríe.
- Hola cariño ¿qué tal el día? – viene hacia mí, necesito que me abrace, que su olor anule este apestoso olor que me acompaña y que el brillo de su mirada borre el sucio gris de la ciudad.
- Mamá, el mundo es una mierda. Todo es gris, sucio. Y apesta, la ciudad apesta –me abraza, ya estoy a salvo, mamá lo arreglará.
- Hijo, siempre te he dicho que el mundo es un reflejo de nosotros mismos. Es un espejo, sólo te devolverá tu imagen. –me acaricia el pelo.
- Mamá, ¿estás diciendo que soy sucio y apestoso?
- Cielo, límpiate las gafas y cámbiate de zapatillas. El mundo te lo agradecerá.
Sonia Sánchez Ortiz
5 comentarios:
La verdad es que suele ser mucho más fácil echarle la culpa a los demás de todos nuestros males que mirarnos a nosotros mismos, me ha gustado tu mensaje.
Me gusta como justificas el final de una historia gris y llena de suciedad. Lo cierto es que me ha hecho reir.
Verdaderamente siempre vemos lo malo en los demás como si nosotros fueramos perfectos y simplemente limpiándose las gafas y cambiándose las zapatillas el mundo tiene menos mierda.
Buen giro. Además lo preparas muy bien durante todo el relato.
Joan
Empezar por nosotros mismos para mejorar el mundo... me gusta un montón la idea, junto con la del "mundo como un fiel espejo de nosotros mismos...", y además ¡contado en tan pocas lineas!
Muy bien, Sonia.
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