viernes, 29 de mayo de 2009

Premoniciones

Premoniciones
Esta noche le iban a robar, o al menos eso es lo que pensó Laura mucho antes de quedar con Marta para ir a tomar unos mojitos en la rambla del Raval.
―Que sí Marta, tu no me crees —insistía Laura eufórica después del primer mojito— pero tengo la certeza de que esta noche me roban.
―Se te va la olla ―afirmaba su amiga―, ni que lo hubieras soñado, y aun así...
―Calla, calla Marta; ahora que sacas lo del sueño me he dado cuenta de que sí, lo he soñado.
―Ostras Laura, qué pasada, ¿te das cuenta?
―¿De qué? ¿Te mola que me roben?
―No. Del ladrón, si lo has soñado ya sabes como es, ¿está bueno?
―Joder Marta, tu siempre pensando en tíos, hasta cuando te hablo de un tragedia. Los sueños no son como piensas, son como símbolos, metáforas de la vida, yo que sé si esta bueno.
―Mira Laura, no lo estropees ahora que empiezo a tener interés con el robo y hasta he empezado a creérmelo. Si lo has soñado es porque será un robo que tendrá que ver con tu destino, ¿o te piensas que no sé nada de sueños?
―Si, por eso estoy un poco asustada, porque yo también me he dado cuenta de que no será un robo cualquiera. Me temo que tendrá que ver con mi destino y me da miedo.
— ¡Qué envidia! ¿Y dices que te da miedo? Es como una película de “Thelma & Loise”, mira que si te roba un Brad Pitt.
Estaba Marta aun soñando con el ladrón cuando interrumpió la conversación un tipo flaco y no muy agraciado.
―¿Una rosa? Muy bonitas, un euro. ―Las dos amigas miraron al paquistaní perplejas y luego se miraron entre ellas al tiempo que no pudieron aguantar una risa de complicidad.―Un euro y una gratis, muy bonitas ―continuaba el paquistaní acostumbrado con su discurso e impasible a las reacciones.
―Hacemos un pacto, ¿vale? ―Dijo Laura aun sonriente― Yo te compro una rosa y tu, tu., tu...
―Tu no le robas ―Concluyó Marta.
―Si. Una rosa un euro, cinco rosas cuatro euros. Yo no robar, yo vender rosas para chicas guapas, tu muy guapa.
―Dame una.
―Cinco rosas cuatro euros, yo regalo dos, dos regalo porque tu muy guapa.
―Una rosa y no me robas.
―Yo bueno, yo no robar. Toma seis rosas cuatro euros, solo para tu.
―No tengo cuatro euros. Una rosa y tu no robar o nada.
―Vale, vale. Toma una rosa pero yo no comer esta noche. Un euro ¿Tu amiga no querer rosas?
El bar se fue llenando. La música pasaba rápida como la noche, de reggae a rock de los setenta, hip hop y músicas étnicas. Se oía hablar animadamente bajo la tenue luz. No había horas, un reloj antiguo de pared marcaba el sin tiempo con su péndulo inamovible, los muebles rústicos abrían juego a las grietas de las paredes mientras las coloradas vestimentas de los clientes se entremezclaban con las rojas miradas de los mojitos. Laura y Marta acababan de pedir uno más.
―Chicas, tener cuidado con vuestras pertenencias. ―Advertía el camarero al tiempo que depositaba los mojitos en la mesa― Acaban de entrar dos tipos en el bar que son carteristas. ―Concluyó bajando su tono de voz y poco antes de continuar mesa por mesa a advertirlo al resto de los clientes.
Laura empezó a mirar alrededor, primero con la satisfacción que le confería ya saberlo, tras pocos segundos con pánico de saberse víctima de un robo que le iba a cambiar la vida.
―¡Joder tía! No sé qué decir ―fue lo único que pudo decir Marta después de un corto momento de silencio que se hizo largo.
Tras unos apurados sorbos más de mojito ambas empezaron a hablar, a mostrar su desconfianza.
―Ten cuidado con estos de la mesa de al lado Laura ―le susurraba su amiga―, creo que son ellos, ¿no has visto como miraban nuestros bolsos?
―No sé Marta, yo también me he fijado y no me gustan mucho, pero luego, no sé, ¿tú crees? Luego me he fijado en los tipos de la barra y esos de allí detrás de ti y, qué más da. Haga lo que haga me van a robar esta noche, lo soñé, ¿no te acuerdas?
Marta se quedó un instante pensativa. Hubo silencio. Luego una risa estridente, casi histérica como el que descubre que no pasa nada y se lo toma a burla. Laura la miraba y se calcaban los rostros. El mojito hacía su efecto, la noche continuaba y Marta decidió que era más alegre encontrar a un ladrón guaperas.
―Claro que me acuerdo de que lo has soñado, quien no se acuerda eres tu. Vamos a ver, ¿cómo es el ladrón? ¿Está bueno o no?
―Yo qué sé, ojalá lo esté.
―Tu cuéntame tu sueño que yo me ocupo de encontrar al ladrón.
―Como quieras, pero no te servirá de nada.
Para avivar la inspiración de Laura, Marta decidió pedir un par de mojitos más. Aprovechó la espera para ir al lavabo. Cuando volvió los mojitos ya estaban en la mesa y Marta traía consigo una pícara sonrisa difícil de ocultar. Bastó una simple mirada de su amiga para que ella empezara a hablar.
―Laura, no lo creerás, pero acabo de descubrir al ladrón y, la verdad, es muy guapo.
―¿Quién es? ¿Dónde está?
―Primero el sueño. El sueño a cambio del ladrón.
Laura encendió un cigarrillo y se cepillo la melena sabiéndose importante mientras las pupilas de Marta esperaban impaciente la historia. Se bebió un sorbo más de mojito, otra calada y, más bien por intimidación que por contar, empezó a hablar sabiendo que no podía tener a su amiga permaneciendo por más tiempo a la expectativa.
―Vi el mar. ―tras una pausa Marta seguía interrogándola, así que ella supo que tenía que dar más detalles, y lentamente, prosiguió― Un mar revuelto, muy bravo.
―¿Te robarán en la playa? ―Preguntó su amiga un poco harta del mar y esperando que la historia se avivara.
―Puede ser, no lo he pensado.
―Bueno, ¿y qué más? Continúa el sueño que ya se me empieza a poner piel de gallina.
―Eran unas aguas verde azuladas, muy profundas. ―De nuevo se vio Laura obligada a seguir― Muy profundas y con mucha espuma, feroz, como si hubiera un tornado.
―Ya, la imagen del mar ya me la hago, pero, ¿y qué más? Cuéntame Laura, ¿qué paso?
―Eso es todo. Bueno, no todo. Cuando me desperté lo hice con la certeza de que esta noche me robarían y reparé en el sueño cuando me preguntaste si lo había soñado. Vamos, no pongas esta cara de decepción ¿es que no te das cuenta? Vi en un libro de interpretación de sueños que si sueñas con un mar tempestuoso es señal de que te va a pasar algo malo, y la sensación que tuve al despertar. Está muy claro, todo liga.
―Ligar, no liga nada y, lo peor, nosotras tampoco. Déjame a mí que te enseñe al ladrón que he visto, se te va a caer la baba.
― ¿Cómo sabes que es mi ladrón?
―Porque no te quita ojo de encima, está más claro que tu rollo del mar.
Laura sabía que había frustrado la expectativa de su amiga con la historia del mar. No la creía, “poco me importa” pensó, al fin y al cabo la noche pasaba divertida entre misterios y lo que es inevitable poco remedio tiene. Decidió hacer punto y aparte a la historia del robo y se interesó más por el ladrón, ahora ya había entrado en el juego, el alcohol hacía su efecto y la noche debía seguir joven.
―A ver, ¿cómo es mi ladrón?
―Es guapísimo. Tiene un rostro que enamora, sus ojos son muy vivos y lleva algo de melena muy rubia con una perilla que le hace irresistible, ¡dios! Cuando lo veas, qué rostro. Es delgado pero no anémico, tiene algo de músculo y un culito que no he visto porque está sentado.
― ¿Dónde está? Y tú si tienes tanto interés en él ¿por qué no te lo ligas?
―Porque va muy bien acompañado de un morenazo de ojos grandes y cuerpo de... el cuerpo ya te lo cuento mañana cuando lo halla probado. ¿Vamos?
Mientras la impaciente Marta intentaba conquistar a Laura para que fueran a ligar con esos tipos, el camarero informó que era hora de cerrar. Para el que quería había vasos de plástico. Hacia la puerta se dirigían los dos tipos seguidos apresuradamente por Marta y resignadamente por Laura.
― ¿Sabéis de algún local por aquí? ¿Adónde vais vosotros? ―Preguntó Marta.
Los cuatro llevaban horas bailando. Marta se arrimaba a Freddy y Andrés intentaba ligar con Laura; Laura se sentía cansada y algo aburrida con Andrés que nada tenía que ver con la descripción que le hizo su amiga.
―Chicos, tengo que irme, lo siento. Acabo de recordar que mañana tengo que hacer unas cosas y no puedo quedarme más tiempo. Te llamo mañana Marta, nos vemos.
― ¿Ya te vas? Déjame acompañarte, tengo la moto aparcada muy cerca.
Cuando salieron Andrés logró conquistarla para ver juntos el amanecer en la barceloneta.
―Prometido, de verdad. Vemos salir el sol y te dejo delante mismo la puerta tu casa. No me digas que no, si estamos al lado y además vamos con la moto.
El mar estaba tranquilo. Un sol anaranjado salía para reflejar sus rayos en las aguas azules. Andrés había sabido escoger un rincón que parecía mágico, estaban solos.
― ¿Has visto? Es bonito. ―Dijo Andrés al tiempo que quiso robar un beso no correspondido. ―Bañémonos, bañémonos desnudos, quiero verte.
―Es bonito, pero de verdad, quiero irme a casa, estoy muy cansada.
―No lo estropees. ¡Desnúdate!
Laura sintió pánico. Se levantó para irse pero Andrés la cogió y cayeron en la arena.
La mañana amaneció con un cielo raso y un mar sereno contemplado por los llantos de una chica sola y desnuda. Alrededor suyo en la arena había un reloj, un bolso, un vestido roto y manchas de sangre.

4 comentarios:

Marien dijo...

Hola Rosa,
Me han gustado los diálogos de tu relato, los veo muy naturales y bien conectados. La historia está bien, sin embargo veo que el final está un poco precipitado,quizá podrías recrearlo más, pero me ha gustado en su conjunto.

Sonia dijo...

Hola Rosa,

Estoy de acuerdo con Marien en que los diálogos son fluidos y naturales. La historia atrapa en un principio, pero creo que se hace un pelín larga, o más que larga, repetitiva, con el tema del robo. Y a mí personalmente me ha chirriado un poco, que después de toda la preocupación qeu tiene la protagonista durante todo el relato de que le roben, acceda a irse ella sola de noche a la playa, no me parece demasiado coherente.
Un saludo

Palafox Gelover dijo...

Rosa,
De entrada no puedo evitar coincidir con lo que Marien y Sonia te han dicho acerca de los diálogos. Son a mi parecer completamente orgánicos y espontáneos, o como bien dicen Marien y Sonia "naturales y fluidos".
En lo personal me confundí un poco. No con tu historia, sino con el tono en que lo narras. Me hiciste creer que el "ladrón" finalmente le iba a "robar el corazón" y todo iba a terminar "chulo de bonito", y resulta que el muy bastardo la ha violado.
¡OJO!,no dudo ni por un instante que tu historía sea verosímil. Pero a mi, te lo digo desde mi perspectiva, me pareció no ver en que momento hay esa evolución de Comedia romántica ( que a MI me pareció ver hasta 3 renglones antes del final) a una tragedia horrible. Y si lo he mal entendido, es una lástima y te pido una disculpa.
En general es una buena historia. a lo mejor y sólo te hizo falta tiempo...
Pero bueno, eso es lo que yo ví. Si algo de esto te sirve, que bueno.
Si no, pues ya sabrás en que basurero refundir mis comentarios.jejeje)))

Recibe un cordial saludo desde México.

Lapiz 0 dijo...

Los dialogos son naturales, pero lo largo del relato y un tema sin muchas variantes, la verdad me aburrio un poco...

aunque el relato esta plagado de sentimientos y emociones que pone el autor, los que si me parecen mas profundos.